viernes, 30 de junio de 2023

GÉNESIS 114

 

CAPÍTULO 43  VIAJE DE BENJAMÍN

Biblia Nacar-Colunga

 

Pero el hambre era ya muy grande en la tierra,

y, cuando se acabaron las provisiones que habían traído de Egipto, les dijo su padre: “Volved a comprarnos algo que comer.”

Pero Judá le contestó: “Aquel hombre nos dijo terminantemente: No me veréis si no traéis con vosotros a vuestro hermano menor.

Si mandas con nosotros a nuestro hermano, bajaremos y te compraremos provisiones;'

pero, si no, no bajaremos, pues el hombre aquel nos dijo: No veréis mi rostro a no ser que vuelva con vosotros vuestro hermano.”

Y dijo Israel: “¿Por qué me habéis hecho este mal, de dar a conocer a aquel hombre que teníais otro hermano?”

Y le contestaron: “Aquel hombre nos preguntó insistentemente sobre nosotros y sobre nuestra familia, y nos dijo: ¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis algún otro hermano?” Y nosotros contestamos según las preguntas. ¿Sabíamos acaso que iba a decirnos: “Traed a vuestro hermano”?

Y Judá dijo a Israel, su padre: “Deja ir al niño conmigo, para que podamos ponernos en camino y podamos vivir y no muramos nosotros, tú y nuestros pequeños.

Yo te respondo de él; tú le reclamarás de mi mano, y si no te lo vuelvo a traer y te lo pongo delante, seré reo ante ti para siempre.'

10 Si no nos hubiéramos retrasado tanto, estaríamos ya dos veces de vuelta,”

11 Israel, su padre, les dijo: “Si es así, haced esto: tomad de los mejores productos de esta tierra en vuestro equipaje y bajádselos al hombre aquel como presente: un poco de tragacanto, un poco de miel, astrágalo, láudano, alfósigos y almendras.

12 Tomad plata de nuevo, y lo que hallasteis en la boca de vuestro saco devolvedlo, pues quizá ha sido un error.

13 Tomad a vuestro hermano e id y volved a ver a aquel hombre.

14 Que el Dios omnipotente os haga hallar gracia ante ese hombre para que deje volver a vuestro hermano y a Benjamín. Cuanto a mí, si he de verme privado de mis hijos, sea.”

15 Tomaron ellos el presente y el dinero doble y a Benjamín, y bajaron a Egipto y se presentaron a José.

16 Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo a su mayordomo: “Haz entrar en casa a esas gentes, y mata mucho y prepáralo, pues esas gentes comerán conmigo al mediodía.”

17 El mayordomo hizo lo que le ordenó José, e introdujo a aquellas gentes en casa.

18 Mientras los llevaba a casa de José llenos de temor, se decían: “Es por lo del dinero que volvió en nuestros sacos por lo que nos traen aquí: para asaltarnos, caer sobre nosotros y hacernos esclavos con nuestros asnos,”

19 Acercándose al mayordomo, le dijeron:

20 “Perdone, mi señor. Nosotros vinimos ya una vez a comprar víveres.

21 Al llegar al lugar donde a la vuelta pasamos la noche, abrimos los sacos y vimos que el dinero de cada uno de nosotros estaba justo a la boca de nuestros sacos.

22 Hemos vuelto a traerlo con nosotros, y traemos al mismo tiempo otra cantidad para comprar provisiones. Nosotros no sabemos quién puso nuestro dinero en los sacos.”

23 “Que sea la paz con vosotros — les dijo el mayordomo; no temáis. Ha sido vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, el que os puso ese tesoro en los sacos. Yo recibí vuestro dinero.” Y les sacó a Simeón.'

24 Después de hacerlos entrar en la casa, les dio agua para que se lavaran los pies, y dio también pienso a los asnos.

25 Ellos prepararon su presente, esperando que viniera José a mediodía, pues habían sido advertidos de que comerían allí.

26 Vino José a casa, y le presentaron el regalo que habían traído con ellos, postrándose ante él rostro a tierra.

27 El les preguntó si estaban buenos y les dijo: “Vuestro anciano padre, de quien me hablasteis, ¿vive todavía?”

28 Ellos le respondieron: “Tu siervo, nuestro padre, está bien, vive todavía,” y se inclinaron profundamente.

29 José alzó los ojos y vio a Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: “¿Es este vuestro hermano pequeño, de quien me habéis hablado?”; y añadió: “Que Dios te bendiga, hijo mío.”

30 Apresuróse José a buscar dónde llorar, pues se conmovieron sus entrañas a la vista de su hermano; entró en su cámara y allí lloró.'

31 Salió después de haberse lavado la cara, y, haciendo esfuerzos por contenerse, dijo: “Servid la comida.”

32 Sirvieron a José aparte, aparte a sus hermanos y aparte también a los egipcios que comían con él, pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, por ser esto para ellos cosa abominable.

33 Pusieron a los hermanos de José frente a él: el primogénito según su primogenitura, y el más joven según su edad, y se miraban atónitos unos a otros.

34 Cuando les pusieron delante las porciones, la de Benjamín era cinco veces mayor que la de cada uno de los otros, y bebieron y estuvieron muy alegres en compañía suya.

 

 

Biblia Kadosh Israelita Mesiánica

Pero la hambruna era severa en la tierra;

así que cuando se habían comido el grano cual habían traído de Mitzrayim, su padre les dijo a ellos: 'Vayan de nuevo, compren un poco de alimentos.'

Yahudáh le dijo: 'El hombre expresamente nos advirtió: 'Ustedes no verán mi rostro si su hermano no está con ustedes.'

Si mandas a nuestro hermano con nosotros, nosotros descenderemos y te compraremos alimentos;

pero si no lo envías, nosotros no descenderemos; pues el hombre nos dijo: 'Ustedes no verán mi rostro si su hermano no está con ustedes.''

Yisra'el dijo: '¿Por qué trajeron tal problema por mi camino por decir al hombre que tenían otro hermano?'

Ellos respondieron: 'El hombre seguía cuestionándonos acerca de nosotros y nuestros parientes. También él preguntó: '¿Está el padre de ustedes aun vivo?' '¿Tienen ustedes otro hermano?' Y nosotros respondimos de acuerdo al sentido literal de sus preguntas. ¿Cómo podríamos saber que él iba a decir: 'Traigan a su hermano'?'

Yahudáh dijo a Yisra'el su padre: 'Manda al muchacho conmigo; y haremos preparaciones y saldremos; para que permanezcamos vivos y no muramos, ambos nosotros y tú, y también nuestro almacén.

Yo mismo garantizo su seguridad, me puedes hacer responsable. Si no lo traigo a ti y lo presento a tu rostro, déjame llevar la culpa para siempre.

10 Si no nos hubiéramos demorado tanto, ya ahora estuviéramos allí.'

11 El padre de ellos, Yisra'el, les dijo a ellos: 'Si así es como es, ha gan esto: tomen en sus sacos algunos de los mejores productos de La Tierra, y lleven un regalo al hombre - alguna resina curativa, un poco de miel, resina aromática, opio, nueces de pistacho y almendras.

12 Lleven el doble de dinero con ustedes y devuelvan el dinero que vino de regreso con ustedes en sus sacos - pudo haber sido un descuido.

13 Sí, y lleven a su hermano también; y alístense, y vayan de nuevo al hombre.

14 Que El Shaddai les dé favor a los ojos del hombre, para que libere a ustedes a su otro hermano tal como a Binyamin. En cuanto a mí, si tengo que perder mis hijos, los perderé.'

15 Los hombres tomaron el regalo, y llevaron el doble del dinero con ellos, y a Binyamin; entonces ellos, preparados, descendieron a Mitzrayim y se presentaron delante de Yosef.

16 Cuando Yosef los vio a ellos y a su hermano Binyamin, nacido de la misma madre, él dijo al mayordomo de su casa: 'Lleva los hombres dentro de la casa, mata los animales y prepara la carne. Estos hombres comerán conmigo al mediodía.'

17 El hombre hizo como Yosef le había ordenado y trajo los hombres dentro de la casa de Yosef.

18 Al ser llevados dentro de la casa de Yosef los hombres se pusieron temerosos. Ellos dijeron: 'Es a causa del dinero que fue devuelto la primera vez en nuestros sacos que hemos sido traídos dentro - para que él pueda usarlo como excusa para atacarnos, tomarnos como esclavos, y echar manos a nuestros asnos también.'

19 Así que se acercaron al mayordomo de la casa de Yosef y le hablaron en la entrada de la casa

20 'Por favor, mi señor, la primera vez nosotros ciertamente vinimos a comprar alimentos;

21 pero cuando llegamos al campamento, abrimos nuestros sacos, y allí dentro de nuestros sacos estaba el dinero de cada uno, la cantidad completa. La hemos traído de regreso con nosotros;

22 además, hemos traído otro dinero para comprar alimentos. Nosotros no tenemos idea quién puso el dinero en nuestros sacos.'

23 'Dejen de preocuparse,' él respondió, 'no tengan temor. El Elohim de ustedes y el Elohim de su padre puso el tesoro en sus sacos. En cuanto al dinero de ustedes - yo fui el que lo recibió.' Entonces él sacó a Shimeon y lo llevó a ellos.

24 El hombre trajo a los hombres a la casa de Yosef y les dio agua, y ellos lavaron sus pies, y les dio forraje para sus asnos.

25 Entonces ellos prepararon el regalo para cuando Yosef llegara al mediodía, porque ellos habían oído que iban a comer allí.

26 Cuando Yosef llegó a la casa, ellos entraron en la casa y le presentaron con el regalo que habían traído con ellos, entonces se postraron delante de él en la tierra.

27 El les preguntó cómo estaban e inquirió: '¿Está el padre de ustedes bien, el anciano de quien hablaron? ¿Aún vive?'

28 Ellos respondieron: 'Tu sirviente nuestro padre está bien; sí, aún vive.' Y él dijo: 'Que ese hombre sea bendecido por Elohim'; y ellos se inclinaron, y le hicieron reverencia.

29 El alzó su mirada y vio a Binyamin su hermano, el hijo de su madre, y dijo: '¿Es éste el hermano menor de ustedes, de quien me hablaron?' y añadió, 'Elohim sea bueno contigo, hijo mío.'

30 Entonces Yosef se apresuró a ir fuera, porque sus sentimientos hacia su hermano eran tan fuertes que quería llorar; él fue a su cuarto y allí lloró.

31 Entonces se lavó la cara y salió, pero se controló según dio la orden de servir la comida.

32 Ellos le sirvieron aparte, los hermanos aparte, y los Mitzrayimim incluidos en la comida aparte - los Mitzrayimim no comen con los Hebreos, porque eso es abominación para ellos.[117]

33 Así que ellos se sentaron enfrente de él, el primogénito en el lugar de honor, el menor en el último lugar; y los hombres expresaron su asombro el uno al otro.

34 Cada uno le fue dada su porción allí delante de él, pero la porción de Binyamin era cinco veces mayor que la de ninguno de ellos, Así que ellos bebieron y disfrutaron con él.

 

miércoles, 28 de junio de 2023

GÉNESIS 113

 

 




Jacob envía a sus hijos Egipto a comprar trigo pero se queda con Benjamín por temor a que le sucediese algo. (42,1-5)

Recordemos que Jacob amaba especialmente a Raquel y a los hijos que tuvo de ésta. Al faltar José, sólo le queda Benjamín, razón por la cual no se atreve a dejarlo salir.

Llegan a  Egipto los diez hermanos de José y como era “el jefe de la tierra y el que vendía el trigo”, los hermanos tuvieron que recurrir a él, y al encontrarlo “se postraron en tierra” (42,6) cosa que podemos ver en los monumentos hoy como están con rostro en tierra los asiáticos ante los prefectos egipcios.

Al verlos, José los reconoció, pero disimuló, y les habló con dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?”; y ellos respondieron: “De la tierra de Canaán para comprar mantenimientos.”

 Cuesta creer que la mano derecha del faraón, el primer ministro, sea el que directamente tratase con la gente que fuese a comprar trigo. Y además no olvidemos que el trigo no estaba concentrado en un solo lugar sino todo lo contrario. Me inclino a pensar que José, pensando en su familia, en volverla a ver, provocó el encuentro. Tal vez se comunicaría a los encargados de la venta en cada ciudad que cuando ellos, sus hermanos, se presentasen a comprar trigo, los enviasen a él. Bastaría, para saber quiénes eran, con preguntar sus nombres y procedencia a todos los compradores. De esta forma se explicaría que José fuese visitado por sus hermanos para solicitarle el trigo.

Es evidente que esta pregunta sobra, así como otras que, si bien no se formulan aquí, Judá dice a su padre en el capítulo 43: “Aquel hombre nos preguntó insistentemente sobre nosotros y sobre nuestra familia y nos dijo: “¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis algún otro hermano?” Y nosotros contestamos según las preguntas.

José les acusa de espías insistentemente versículos 9, 12, 14 y 16 y aunque no aparezcan las preguntas que en buena lógica les haría José, así aparecen las respuestas.

13 Ellos dijeron: “Eramos tus siervos doce hermanos, todos del mismo padre, en la tierra de Canaán; el más pequeño se quedó con nuestro padre, y el otro no vive ya.”

 José insiste con el propósito de forzar la situación para ver a su hermano de madre Benjamín. Por esto los mete en la cárcel y dice que vaya uno a buscar a su hermano menor y no los sacará hasta que vuelvan los dos. Mas las emociones deben de haberle trastornado un poco y al tercer día cambió de opinión:

18 Al tercero les dijo José: “Haced esto y viviréis, pues yo temo a Dios.

19 Si en verdad sois gente buena, que se quede uno de los hermanos preso en la cárcel donde estáis, y los otros id a llevar el trigo para remediar el hambre de vuestras casas,

20 y me traéis a vuestro hermano menor para probar la verdad de vuestras palabras, y no moriréis.”

 Se observa de nuevo la interpretación libre del hagiógrafo en la frase “pues yo temo a Dios” o tal vez sea errónea o intencionada la traducción, pero lo lógico sería decir “pues yo temo a los dioses” o bien “pues yo temo al dios Ra” o cualquier otro, pero no podría decir José “a Dios”, sin más, puesto que los egipcios tenían varios dioses y lógicamente José no se iba a descubrir diciendo que tenía a los Elohim.

Los hermanos comenzaron a creer que toda aquella desgracia les venía en castigo por lo que hicieron a su hermano José. (42,21-22) Vemos esta constante en la Biblia inculcada por los Elohim de considerar que las desgracias que les vienen es ese castigo de sus faltas impuestos por ELLOS. Esto para mí es una verdad a medias, puesto que es indudable que los errores que cometemos en la vida los pagamos, mas no por intervención divina, sino porque las leyes naturales así lo imponen, gracias a lo cual aprendemos, es decir, aprendemos a base de errores.

23 Ellos no tenían idea que Yosef los entendía, puesto que un intérprete estaba traduciendo para ellos.

24 Yosef se apartó de ellos y lloró; entonces regresó y habló con ellos: ' El tomó a Shimeon de entre ellos y lo puso en prisión delante de sus ojos.

25 Luego ordenó que llenaran sus sacos de grano, que el dinero de todos los hombres fuera puesto de regreso en su saco y que le fueran dadas provisiones para el viaje. Cuando estas cosas fueron hechas para ellos,

26 cargaron el grano en sus asnos y se fueron.

 La sorpresa vino cuando descubrieron que un saco tenía el dinero, pues se decían unos a otros, ¿qué será esto que ha hecho Dios con nosotros? “42,28”

De nuevo viene la atribución a Dios de un hecho inexplicable para ellos. O deberíamos traducir Elohim, ¿verdad? A pesar de las repetidas menciones que se hace de Elohim, a partir del capítulo 37, es siempre atribuyéndole determinados hechos, pero ellos no se manifiestan claramente, o más probablemente no existe manifestación alguna sino sólo atribuciones que la gente les da, como en este caso claro y palpable.

Cuando llegaron a su casa, le contaron a Jacob cuanto había sucedido y lo que les había pedido “el señor de aquella tierra”, llevar a Benjamín, y después, cuando abrieron los sacos y descubrieron cada uno su dinero en la boca de los sacos, se llenaron de temor ellos y Jacob (42,29-35)

36 Jacob, su padre, les dijo: “¡Vais a dejarme sin hijos! José desapareció, Simeón desapareció, y ¿vais a llevaros a Benjamín? Todo esto ha venido sobre mí.”

  Jacob/ Israel, estaba francamente asustado sin saber qué pensar de todos estos sucesos y tiene un miedo atroz de que Benjamín también desaparezca. Por ello Rubén dijo a su padre:

37 Rubén dijo a su padre: “Haz morir a mis dos hijos si yo no te devuelvo a Benjamín. Entrégamelo y yo te lo devolveré.”

 Pero Israel no está dispuesto a semejante cambio y por ello:

38 El le contestó: “No bajará mi hijo con vosotros. Su hermano murió y no queda más que él. Si en el viaje que vais a hacer le ocurre una desgracia, haréis descender en dolor mis canas al sepulcro.”

Supongo que esta última frase no necesita explicación alguna, aun a pesar de la forma figurada.

lunes, 26 de junio de 2023

GÉNESIS 112

 




CAPÍTULO 42 BAJAN A EGIPTO LOS HERMANOS DE JOSÉ

Biblia Nacar-Colunga

1 Viendo Jacob que había trigo en Egipto, dijo a sus hijos: “¿Qué estáis ahí mirándoos unos a otros?
2 He oído decir que en Egipto hay trigo. Bajad, pues, allá para comprárnoslo, y vivamos, y no muramos.”
3 Bajaron, pues, diez de los hermanos de José a Egipto a comprar pan;'
4 a Benjamín, el hermano de José, no le mandó Jacob con sus hermanos por temor de que le sucediera alguna desgracia.
5 Llegaron los hijos de Israel con otros que venían también a comprar trigo, pues había hambre en toda la tierra de Canaán.
6 Como era José el jefe de la tierra y el que vendía el trigo a cuantos venían a comprarlo, los hermanos de José entraron y se postraron ante él rostro a tierra.
7 Al verlos, José los reconoció, pero disimuló, y les habló con dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?”; y ellos respondieron: “De la tierra de Canaán para comprar mantenimientos.”
8 Conoció José a sus hermanos, pero ellos no le conocieron a él.
9 Acordóse José de los sueños que les había contado, y les dijo: “Vosotros sois unos espías que habéis venido a reconocer las partes no fortificadas del país.”
10 Ellos le dijeron: “No, señor mío; tus siervos han venido a comprar mantenimientos;'
11 todos nosotros somos hijos del mismo padre; somos gente buena; no son tus siervos unos espías.”
12 El repuso: “No, sois unos espías que habéis venido a ver lo indefenso de la tierra.”
13 Ellos dijeron: “Eramos tus siervos doce hermanos, todos del mismo padre, en la tierra de Canaán; el más pequeño se quedó con nuestro padre, y el otro no vive ya.”
14 Insistió José: “Es lo que os he dicho: sois unos espías.”
15 Pero voy a probaros. Por la vida del faraón que no saldréis de aquí mientras no venga vuestro hermano menor.
16 Mandad a uno de vosotros a buscar a vuestro hermano, y los demás quedaréis aquí presos. Así probaré si lo que decís es verdad, y si no, por la vida del faraón que sois unos espías.”
17 Y les hizo meter a todos juntos en prisión por espacio de tres días.
18 Al tercero les dijo José: “Haced esto y viviréis, pues yo temo a Dios.
19 Si en verdad sois gente buena, que se quede uno de los hermanos preso en la cárcel donde estáis, y los otros id a llevar el trigo para remediar el hambre de vuestras casas,
20 y me traéis a vuestro hermano menor para probar la verdad de vuestras palabras, y no moriréis.”
21 Ellos se dijeron unos a otros: “Ciertamente somos nosotros reos de culpa contra nuestro hermano, a quien vimos con angustia de su alma pedirnos compasión, y no le escuchamos. Por eso ha venido sobre nosotros esta desventura.”
22 Rubén les dijo: “¿No os advertí yo, diciéndoos: No pequéis contra el joven, y no me escuchasteis? Ved cómo ahora se nos demanda su sangre.”
23 Ellos no sabían que José les entendía, pues él les había hablado por medio de intérprete.
24 Alejóse José llorando, y, cuando volvió, les habló, y eligió a Simeón entre ellos, y le hizo atar ante los ojos de los otros.
25 Mandó José que llenaran de trigo sus sacos, que pusieran en el de cada uno su dinero y les diesen provisiones para el camino, y así se hizo.
26 Ellos cargaron el trigo sobre los asnos y se partieron de allí.
27 Abrió uno de ellos el saco para dar pienso a su asno en el lugar donde pernoctaron, y vio que su dinero estaba en la boca del saco,
28 y dijo a sus hermanos: “Me han devuelto mi dinero; aquí está en mi saco.”Quedáronse estupefactos, y unos a otros se decían temblando: “¿Qué será esto que ha hecho Dios con nosotros?”
29 Llegaron a Jacob, su padre, a la tierra de Canaán, y le contaron cuanto les había sucedido:
30 “El hombre que es señor de aquella tierra nos habló duramente y nos tomó por espías de la tierra.
31 Nosotros le dijimos: Somos gente buena, no somos espías.
32 Eramos doce hermanos, hijos todos del mismo padre; uno ha desaparecido, el más pequeño está con nuestro padre en la tierra de Canaán.'
33 Y nos dijo el hombre, señor de la tierra: En esto sabré que sois gente buena: dejad aquí a uno de vosotros, tomad con qué atender a la necesidad de vuestras casas y partid;'
34 traedme a vuestro hermano pequeño; así sabré que no sois unos espías, sino gente buena. Entonces os devolveré a vuestro hermano y podréis recorrer la tierra.”
35 Cuando vaciaron los sacos, cada uno encontró el paquete de su dinero en la boca de su saco, y, al ver los paquetes de dinero, ellos y su padre se llenaron de temor.
36 Jacob, su padre, les dijo: “¡Vais a dejarme sin hijos! José desapareció, Simeón desapareció, y ¿vais a llevaros a Benjamín? Todo esto ha venido sobre mí.”
37 Rubén dijo a su padre: “Haz morir a mis dos hijos si yo no te devuelvo a Benjamín. Entrégamelo y yo te lo devolveré.”
38 El le contestó: “No bajará mi hijo con vosotros. Su hermano murió y no queda más que él. Si en el viaje que vais a hacer le ocurre una desgracia, haréis descender en dolor mis canas al sepulcro.”





Biblia Kadosh Israelita Mesiánica

1 Ahora Ya'akov vio que había grano en Mitzrayim; así que Ya'akov dijo a sus hijos: '¿Por qué se miran el uno al otro?
2 Miren,' él dijo, 'he oído que hay grano en Mitzrayim. Desciendan allá y compren un poco de allá para nosotros, ¡para que podamos mantenernos vivos y no muramos!'
3 Así, pues, los diez hermanos de Yosef descendieron para comprar grano de Mitzrayim,
4 excepto por Binyamin, el hermano de Yosef. Ya'akov no lo envió con sus hermanos, porque tenía temor que algo le podría suceder.
5 Los hijos de Yisra'el vinieron a comprar junto con los otros que vinieron, puesto que la hambruna se extendió a la tierra de Kenaan.
6 Yosef era gobernador sobre la tierra; él era quien vendía a toda la gente de la tierra. Ahora, cuando los hermanos de Yosef vinieron y se postraron delante de él en la tierra,
7 Yosef vio a sus hermanos y los reconoció; pero actuó hacia ellos como si él fuera un extraño y les habló ásperamente. El les preguntó: '¿De dónde son?' Ellos respondieron: 'De la tierra de Kenaan para comprar alimentos.'
8 Así que Yosef reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron a él.
9 Recordando los sueños que él había tenido acerca de ellos, Yosef les dijo: '¡Ustedes son espías! ¡Ustedes han venido para detectar las debilidades de nuestro país!'
10 'No, mi señor,' ellos respondieron, 'tus sirvientes han venido para comprar alimento.
11 Todos somos hijos de un hombre, somos hombres rectos; tus sirvientes no son espías.'
12 'No,' él les dijo a ellos, 'ustedes han venido a espiar las debilidades de nuestro país.'
13 Ellos dijeron: 'Nosotros, tus sirvientes, somos doce hermanos, los hijos de un hombre en la tierra de Kenaan; el menor se quedó con nuestro padre, y otro se ha ido.'
14 'Justo como dije,' respondió Yosef, '¡son espías!
15 Aquí está como pueden probar que no están mintiendo; como vive Faraón, ustedes no se irán a no ser que su hermano menor venga aquí.
16 Envíen a uno de ustedes, y que él traiga al hermano de ustedes. Mientras tanto ustedes estarán bajo custodia. Esto probará si hay alguna verdad en lo que ustedes dicen. De otra forma, como vive Faraón, ustedes de cierto son espías.'
17 Entonces él los puso a todos en prisión por tres días.
18 Al tercer día, Yosef les dijo a ellos: 'Hagan lo que yo digo, y permanezcan vivos, porque yo temo a Elohim.
19 Si ustedes son hombres rectos, dejen que uno de sus hermanos permanezca encarcelado en la prisión que ustedes están, mientras ustedes van y llevan grano de regreso para aliviar la hambruna en sus casas.
20 Pero tráiganme a su hermano menor. De esta forma sus palabras serán verificadas, y ustedes no morirán.' Así lo hicieron.
21 Ellos se dijeron el uno al otro: 'Nosotros somos de hecho culpables referente a nuestro hermano. El estaba afligido y nos rogaba; nosotros lo vimos y no quisimos escuchar. Por eso ahora ha venido esta aflicción sobre nosotros.'
22 Reuven les respondió: '¿No les dije: 'no hagan daño al muchacho'? Pero ustedes no quisieron escuchar. ¡Ahora viene la demanda por su sangre!'
23 Ellos no tenían idea que Yosef los entendía, puesto que un intérprete estaba traduciendo para ellos.
24 Yosef se apartó de ellos y lloró; entonces regresó y habló con ellos: ' El tomó a Shimeon de entre ellos y lo puso en prisión delante de sus ojos.
25 Luego ordenó que llenaran sus sacos de grano, que el dinero de todos los hombres fuera puesto de regreso en su saco y que le fueran dadas provisiones para el viaje. Cuando estas cosas fueron hechas para ellos,
26 cargaron el grano en sus asnos y se fueron.
27 Pero esa noche en el campamento, cuando uno de ellos abrió su saco para dar forraje a su asno, se percató de su dinero - allí estaba, justo dentro del saco.
28 El dijo a sus hermanos: '¡Mi dinero se me ha devuelto - aquí está, en mi saco!' A esto, sus corazones desmayaron; ellos se volvieron, temblando, el uno al otro, y dijeron: '¿Qué es esto que Elohim nos ha hecho a nosotros?'
29 Ellos regresaron a Ya'akov su padre en la tierra de Kenaan y le dijeron todo lo que les había pasado:
30 'El hombre, el señor de la tierra, nos habló ásperamente. Nos puso en prisión como espías de la tierra.
31 Nosotros le dijimos: 'Somos hombres rectos, no somos espías;
32 somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno se ha ido, y el menor se quedó con nuestro padre en la tierra de Kenaan.'
33 Pero el hombre, el señor de la tierra, nos dijo: ''Aquí está cómo yo sabré que ustedes son hombres rectos; dejen a uno de sus hermanos conmigo, tomen grano para aliviar la hambruna en sus casas y vayan de camino;
34 traigan a su hermano menor a mí. Por esto sabré que no son espías, sino hombres rectos; entonces yo devolveré a su hermano; y ustedes negociarán en la tierra.''
35 Luego, mientras vaciaban sus sacos, allí estaba la bolsa de dinero de cada hombre en su saco; y cuando ellos y su padre vieron sus bolsas de dinero, ellos tuvieron temor.
36 Ya'akov el padre de ellos les dijo: '¡Ustedes me han robado de mis hijos! ¡Yosef se ha ido, Shimeon se ha ido, ahora se están llevando a Binyamin - todo cae sobre mí!'
37 Reuven dijo a su padre: '¡Si yo no lo traigo pronto de regreso, puedes matar a mis propios dos hijos! Ponlo a mi cuidado; yo lo regresaré a ti.'
38 Pero él respondió: 'Mi hijo no descenderá contigo. Su hermano está muerto, y sólo queda él. Si algo le fuera a pasar a él mientras viaja contigo, tú harás descender mis canas al Sheol con dolor.

GÉNESIS 111

 

 




Parecieron muy bien estas palabras al faraón y a toda su corte, y el faraón dijo a sus cortesanos: “¿Podríamos por ventura encontrar un hombre como este lleno del Espíritu de Dios?” Y dijo a José: “Toda vez que Dios te ha dado a conocer estas cosas, no hay persona tan inteligente y sabia como tú”. (41,37-39?

Aunque el faraón fuese hicso, que como se sabe fue un pueblo semita que se apoderó de Egipto, dominándolo durante un siglo, correspondiendo ser jefes a la XV y XVI dinastía, no se explica que se refiere a Dios como si se tratase del mismo Dios que el de José, pues según hemos visto en los capítulos precedentes, los Elohim han elegido a los descendientes de Abraham como único pueblo merecedor de sus promesas. ¿O acaso no fue así? Yo diría que el celo del hagiógrafo, con buena intención, le hizo cometer este error sobre los dioses, puesto que para él solo existía uno, Yahvé/Jehová.

El faraón, tal vez porque fuese hicso, decidió que José gobernase Egipto, aparte de las razones antedichas, porque al fin y al cabo era un hombre perteneciente a su misma raza.

“Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú”. Y añadió: “Mira, te pongo sobre toda la tierra de Egipto”. (41,40-41)

Entonces el faraón hace que vistan a José de acuerdo con su rango y le entrega su propio anillo, sin duda simbolizando así que José sería quien mandaría o gobernaría como si fuese el propio faraón.

“Quítose el faraón el anillo de su mano y lo puso en la mano de José. Hizo que le vistieran blancas vestiduras de lino y puso en su cuello un collar de oro, y mandó que montado sobre el segundo de sus carros se gritaran ante él Abrec y así fue puesto al frente de toda la tierra de Egipto”.( 41,42-43).

Los carros ligeros tirados por dos caballos se dicen introducidos en Egipto por los hicsos. Lo del segundo carro sin duda significa el segundo lugar que acaba de conceder el faraón a José. (113)

La palabra abrek es un vocablo oscuro que se entiende como expresión de reverencia y parece significar arrodillarse.

Llamó el faraón a José con el nombre de Zafnat, Paneaj, y le dio por mujer a Asenet, hija de Putifar, Sacerdote de On. Salió José por toda la tierra de Egipto. (41,45)

Considerando la nueva condición de José y su rango, es lógico que el faraón le imponga un nombre nuevo, ya que va a ser un hombre público. En cuanto a la significación del nombre, los egiptólogos lo interpretan como “Dios habló y él (el que lleva el nombre), vino a la vida”. (113)

En cuanto a Asenet, significa perteneciente a Neit, diosa del cielo.

On era el nombre de la ciudad que estaba situada cerca de lo que es en la actualidad El Cairo, en la que Ra, el sol, se veneraba frecuentemente. Por ello, los griegos le llamaban a esta ciudad Heliópolis.


José tenía 30 años cuando estos acontecimientos. (41,46)

Tal como explicó José, vinieron los siete años de abundancia e hizo como había dicho, guardando almacenado el trigo en las ciudades. (41,47-49) y antes de que llegase el tiempo de escasez, le nacieron dos hijos. (41,50)

51 Dio al primero el nombre de Manasés, porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre”;'
52 y al segundo le llamó Efraím, diciendo: “Dios me ha dado fruto en la tierra de mi aflicción.”


Los nombres se corresponden con estas reflexiones como es habitual en la Biblia. Así Manasés significa “el que hace olvidar” y Efraín “es fructífero”.

Se terminaron los siete años de abundancia y llegaron los de escasez y José actuó tal como tenía previsto vendiendo el trigo almacenado. (41,53-56)

“De todas las tierras venían a Egipto a comprar a José, pues el hambre era grande en toda la tierra”. (41,57)

Naturalmente cuando aquí se dice en toda la tierra se refiere como en anteriores ocasiones a la tierra de alrededor de ellos pues de forma semejante al diluvio, no podemos pensar que toda la tierra padecía el mismo problema.

jueves, 22 de junio de 2023

GÉNESIS 110






1 Al cabo de dos años soñó el faraón que estaba a orillas del río,
2 y veía subir de él siete vacas hermosas y metidas en carnes, que se pusieron a pacer entre los juncos,
3 pero he aquí que después subieron del río otras siete vacas feas y muy flacas, y se pusieron junto a las siete que estaban a la orilla del río,
4 y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete hermosas y gordas; y el faraón se despertó.'


Este es el primer sueño que tuvo el Faraón, no sabemos cual, pues el autor sagrado no lo quiso decir. Pero a continuación tuvo el segundo sueño.

5 Volvió a dormirse, y por segunda vez soñó que veía siete espigas, que salían de una sola caña de trigo muy granadas y hermosas;'
6 pero detrás de ellas brotaron siete espigas flacas y quemadas por el viento solano,
7 y las siete espigas flacas y quemadas devoraron a las siete espigas hermosas y granadas, y se despertó el faraón. Este fue el sueño.


Dada la importancia que se concedía a los sueños en la antigüedad -no sin razón- el faraón cuando se levantó anduvo muy preocupado y mandó llamar a todos los adivinos y sabios de Egipto para que le interpretaran sus sueños. Esto es natural, puesto que eran los representantes de la ciencia sagrada y por tanto intérpretes de sueños, mas no fueron capaces de interpretarlos.

Es aquí donde cabe pensar en una posible intervención de los Elohim, pues resulta muy extraño que nadie fuese capaz de interpretar tal ensueño, especialmente considerando los símbolos que aparecen en los mismos ya que la vaca era el símbolo de Isis y de Hator, diosa de la fertilidad, y más considerando la aparición del número 7, número sagrado por excelencia. Sin embargo, la incapacidad de los adivinos egipcios fue total, dando así a José la oportunidad de interpretarlos él.

El copero se acordó de José y le contó al faraón cómo a él y al repostero les había interpretado sus sueños cumpliéndose lo que José les había dicho por lo cual el faraón lo mandó llamar y apresuradamente le sacaron de la prisión. Se cortó el pelo, se mudó de ropas y se fue a ver al faraón. (41,14).

En realidad le raparían la cabeza a navaja y luego se cubriría con una peluca como era costumbre en Egipto. (111)

Cuando estaba José en presencia del faraón le dijo: “He tenido un sueño y no hay quien me lo interprete y he oído hablar de ti que en cuanto oyes un sueño lo interpretas”. José respondió: “No yo, Dios será el que dé una respuesta favorable al faraón”. (41,15-16).

Esta respuesta de José no sabemos si tomarla al pie de la letra, en el sentido de que Elohim era realmente quien le comunicaba la respuesta o si se trata solo de una creencia que suelen tener las personas muy religiosas, las cuales atribuyen todo a la intervención divina.

El faraón cuenta a José sus sueños, (41,17-24) y así responde José: El sueño del faraón es uno solo, Dios ha dado a conocer al faraón lo que va a hacer Las siete vacas hermosas son siete años y las siete espigas hermosas siete años. El sueño es uno solo. Las siete vacas flacas y malas que subían detrás de las otras son otros siete años y las siete espigas secas y quemadas del viento solano son siete años de hambre. Es lo que ha dicho al faraón, que Dios le ha mostrado lo que va a hacer. Vendrán siete años de abundancia en toda la tierra de Egipto y detrás de ellos vendrán siete años de escasez. ¿Qué harán? Se olvide toda la abundancia en la tierra de Egipto. Y el hambre consumirá la tierra. No se conocerá la abundancia en la tierra a causa de la escasez porque ésta será muy grande. (41,25-31)

Atribuye José a Elohim lo que va a suceder y el sueño indicándoselo por dos veces en su contestación. Pensamos sinceramente que esto no tenía por qué ser así necesariamente, puesto que Egipto dependía de la fertilidad de la tierra y ésta dependía del riego del Nilo. Cuando el Nilo se desbordaba no sólo anegaba sus riberas, sino que gracias a una sabia red de canales, permitía el riego de las tierras, cuestión esta que siempre preocupó a los faraones. Es natural pues, que si se producía una sequía, las aguas del Nilo disminuyesen hasta el punto de no permitir el riego, con lo cual las cosechas se verían malogradas.

A un faraón de la III Dinastía le hacen decir los sacerdotes de Kanum en la época tolemaica: “Estoy desolado porque el río no se desborda en un periodo de siete años, falta el grano, los campos están secos y escasea el alimento. ¿Acude un hombre a sus vecinos? Todos huyen para no volver. Los niños lloran, los jóvenes languidecen, el corazón de los ancianos desfallece, sus piernas no tienen fuerza y cruzados los brazos se sientan en tierra. (112)

Por otra parte, que la abundancia y escasez es provocada por las aguas del Nilo, queda reflejado en el sueño aunque en la contestación de José no se haga mención, puesto que para ellos era obvio. Recordemos algunas frases del primer sueño: Le parecía que estaba junto al río y que del río subían … Y que tras ellos subían del río … A la orilla del río ...

José vuelve a insistir en su atribución a Dios (a Elohim) de lo que va a suceder: “Cuanto a la repetición del sueño al faraón por dos veces es que el suceso está firmemente decretado por Dios y que Dios se apresurará a hacerlo”. (41.32)

Que durante siete años consecutivos se desbordase el Nilo, haciendo que las cosechas fuesen copiosas y que a continuación durante otros siete años no se desbordase, puede atribuirse a la intervención de los Elohim, pues probablemente tendrían capacidad técnica para controlar las lluvias, mas me inclino a pensar que se trata simplemente de ciclos en la climatología pues en España llevamos más de siete años ya de sequía y algunas catástrofes, en cambio, por las aguas, sin embargo los Elohim no han intervenido en esto ¡vamos, creo yo!

José recomienda al faraón que busque a una persona inteligente que dirija el país, haciendo acopio de las cosechas durante los años buenos y guardando para cuando vengan los años de escasez. (41,33-36)

GÉNESIS 109

 




Biblia Kadosh Israelita Mesiánica

1 Al final de dos años, Faraón tuvo un sueño: él estaba parado junto al Río Nilo;
2 y salieron del río siete vacas, hermosas y gordas; y ellas empezaron a pacer en la hierba del pantano.
3 Después de ellas, salieron del río siete vacas más, que lucían miserables y flacas; y ellas se pararon a la orilla del río junto a las otras vacas.
4 Entonces las vacas que lucían miserables se comieron a las vacas hermosas y gordas. En este punto Faraón se despertó.
5 Pero fue a dormir otra vez y soñó una segunda vez: siete espigas llenas de grano, maduras, crecían en una sola caña.
6 Después de ellas, salieron siete espigas menudas y abatidas por el viento del este.
7 Y las espigas menudas y abatidas por el viento se comieron las espigas llenas y maduras. Entonces Faraón se despertó y se percató que había sido un sueño.
8 En la mañana su alma estaba turbada y mandó a llamar a todos los intérpretes de Mitzrayim y a todos los sabios. Faraón les contó sus sueños, pero nadie allí pudo interpretarlos para él.
9 Entonces el jefe de los coperos le dijo a Faraón: 'Hoy me recuerda de algo donde estoy en falta:
10 Faraón estaba furioso con sus sirvientes y me echó en la prisión de la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos.
11 Una noche ambos yo y él tuvimos sueños, y el sueño de cada hombre tenía su propio significado.
12 Allí estaba un joven con nosotros, un Hebreo,[113] un sirviente del capitán de la guardia; y nosotros le contamos nuestros sueños, y él los interpretó para nosotros nuestros sueños.
13 Y sucedió como él los había interpretado para nosotros - yo fui restaurado a mi cargo, y él fue ahorcado.'
14 Entonces Faraón mandó a llamar a Yosef, y ellos lo trajeron deprisa de la mazmorra. El se rasuró, cambió de ropas, y vino a Faraón.
15 Faraón dijo a Yosef: 'Tuve un sueño y no hay nadie que lo pueda interpretar; pero he oído que ha sido dicho acerca de ti que cuando tú oyes un sueño, lo puedes interpretar.'
16 Yosef respondió a Faraón: 'No soy yo, Elohim dará a Faraón una respuesta que pondrá tu mente en Shalom.'
17 Faraón dijo a Yosef: 'En mi sueño yo estaba parado en la orilla del río;
18 y salieron del río siete vacas, hermosas y gordas; y empezaron a pacer en la hierba del pantano.
19 Después de ellas salieron del río siete vacas más, pobres, lucían miserables y flacas - ¡yo nunca he visto vacas que luzcan tan mal en toda la tierra de Mitzrayim!
20 Entonces las vacas flacas y que lucían miserables se comieron las primeras siete vacas gordas.
21 Pero después que se las habían comido, no se podía distinguir que se las habían comido; porque lucían tan miserables como antes. En este punto me desperté.
22 Pero soñé otra vez y vi siete espigas de grano llenas, maduras que crecían en una sola caña.
23 Después de ellas, salieron siete espigas menudas y abatidas por el viento del este y brotaron cerca de ellas.
24 Y las siete espigas menudas se comieron a las siete espigas maduras. Yo conté esto a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo explicar.
25 Yosef dijo a Faraón: 'Los sueños de Faraón son los mismos: Elohim le ha dicho a Faraón lo que El está por hacer.
26 Las siete buenas vacas son siete años y las siete buenas espigas de grano son siete años - los sueños son los mismos.
27 Asimismo las siete vacas flacas y que lucían miserables que salieron después de los siete años, y también las siete espigas vacías abatidas por el viento del este - habrá siete años de hambruna.
28 Esto es lo que dije a Faraón: Elohim ha mostrado a Faraón lo que El está por hacer.
29 Aquí está: habrá siete años de abundancia por toda la tierra de Mitzrayim;
30 pero después vendrán siete años de hambruna; y Mitzrayim se olvidará de toda la abundancia. La hambruna consumirá la tierra,
31 y la abundancia no será reconocida en la tierra a causa de la hambruna que seguirá, porque será realmente terrible.
32 ¿Por qué fue el sueño doble para Faraón? Porque el asunto es firme de parte de Elohim, y Elohim causará que suceda pronto.
33 'Por lo tanto, Faraón debe buscar un hombre que sea ambos discreto y sabio para ponerlo a cargo de la tierra de Mitzrayim.
34 Faraón debe hacer esto, y debe nombrar supervisores sobre la tierra para que reciban impuesto del veinte por ciento sobre los productos de la tierra de Mitzrayim durante los siete años de abundancia.
35 Ellos deben reunir todos los alimentos producidos en estos buenos años que vienen y apartar grano bajo la supervisión de Faraón para ser usado como alimento en las ciudades, y ellos deben almacenarlo.
36 Esta será la provisión de alimento para los siete años de hambruna que vendrán sobre la tierra de Mitzrayim, para que la tierra no perezca como resultado de la hambruna.'
37 La propuesta pareció buena ambos para el Faraón y para todos sus oficiales.
38 Faraón dijo a sus oficiales: '¿Podemos encontrar algún otro como él? ¡El Ruaj de Elohim vive en él!'
39 Así que Faraón dijo a Yosef: 'Puesto que Elohim te ha mostrado todo esto - no hay nadie con discernimiento y tan sabio como tú -
40 tú estarás a cargo de mi casa; todo mi pueblo será regido por lo que tú dices. Sólo cuando yo reine desde mi trono, seré yo mayor que tú.'
41 Faraón dijo a Yosef: 'Mira, te pongo a car go de toda la tierra de Mitzrayim.'
42 Faraón quitó su anillo de sellar de su mano y lo puso en la mano de Yosef, hizo que lo vistieran de lino fino con una cadena de oro en su cuello,
43 y lo hizo montar en el segundo mejor carruaje; y un heraldo hizo proclamación delante de él.' Así que lo puso a cargo de toda la tierra de Mitzrayim.
44 Faraón dijo a Yosef: 'Yo, Faraón, decreto que sin tu aprobación nadie puede levantar su mano en toda la tierra de Mitzrayim.'
45 Faraón llamó a Yosef por el nombre de Tzafnat-Paneaj[114] y le dio como esposa a Osnat[115] la hija de Poti-Fera[116] sacerdote de On. Entonces Yosef salió y fue por toda la tierra de Mitzrayim.
46 Yosef era de treinta años de edad cuando se presentó delante de Faraón rey de Mitzrayim; entonces dejó la presencia de Faraón y viajó por toda la tierra de Mitzrayim.
47 Durante los siete años de abundancia, la tierra produjo montones de alimentos.
48 El reunió todo el alimento de estos siete años en la tierra de Mitzrayim y lo almacenó en las ciudades - los alimentos que crecieron fuera de cada ciudad los almacenó en esa ciudad.
49 Yosef almacenó grano en cantidades como la arena en la costa del mar, tanto que ellos pararon de contar, porque no se podía medir.
50 Dos hijos le nacieron a Yosef antes que el año de hambruna viniera; Osnat la hija de Poti-Fera sacerdote de On los dio a luz para él.
51 Yosef llamó al primogénito Menasheh [causando a olvidar], 'Porque Elohim me ha causado que olvide todas las aflicciones que sufrí a las manos de mi familia.'
52 Al segundo él llamó Efrayim [fruto], 'Porque Elohim me ha hecho fructífero en la tierra de mi desgracia.'
53 Los siete años de abundancia en la tierra de Mitzrayim terminaron;
54 y los siete años de hambruna empezaron a venir, tal como Yosef había dicho. Hubo hambruna en todas las tierras, pero en toda la tierra de Mitzrayim había alimento.
55 Cuando toda la tierra de Mitzrayim empezó a sentir la hambruna, el pueblo clamó a Faraón por comida, y Faraón dijo a todos los Mitzrayimim: 'Vayan a Yosef, y hagan lo que él les diga.'
56 La hambruna estaba sobre la faz de toda la tierra, pero entonces Yosef abrió todos los almacenes y vendió comida a los Mitzrayimim.
57 Además, todos los países vinieron a Mitzrayim a Yosef para comprar grano, porque la hambruna era severa a través de toda la tierra.

GÉNESIS 108

 




CAPITULO 41 JOSÉ INTERPRETA LOS SUEÑOS DEL FARAÓN



Biblia Nacar-Colunga

1 Al cabo de dos años soñó el faraón que estaba a orillas del río,
2 y veía subir de él siete vacas hermosas y metidas en carnes, que se pusieron a pacer entre los juncos,
3 pero he aquí que después subieron del río otras siete vacas feas y muy flacas, y se pusieron junto a las siete que estaban a la orilla del río,
4 y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete hermosas y gordas; y el faraón se despertó.'
5 Volvió a dormirse, y por segunda vez soñó que veía siete espigas, que salían de una sola caña de trigo muy granadas y hermosas;'
6 pero detrás de ellas brotaron siete espigas flacas y quemadas por el viento solano,
7 y las siete espigas flacas y quemadas devoraron a las siete espigas hermosas y granadas, y se despertó el faraón. Este fue el sueño.
8 A la mañana estaba perturbado su espíritu y mandó llamar a todos los adivinos y a todos los sabios de Egipto; les contó su sueño, pero no hubo quien lo interpretara.'
9 Entonces habló al faraón el jefe de los coperos, diciendo: “Ahora me acuerdo de mi falta.
10 Estaba el faraón irritado contra sus siervos, y nos había hecho encerrar en la casa del jefe de la guardia a mí y al jefe de los reposteros.
11 Tuvimos ambos un sueño, la misma noche yo y él, cada uno el suyo y de distinta interpretación.
12 Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del jefe de la guardia, y le contamos nuestros sueños, y él nos dio la interpretación; a cada uno le interpretó el suyo,'
13 y como lo interpretó él, así nos sucedió: yo fui restablecido en mi cargo y él fue colgado.”
14 Mandó, pues, el faraón llamar a José, y apresuradamente le sacaron de la prisión. Se cortó el pelo, se mudó de ropas y se fue a ver al faraón.
15 Este le dijo: “He tenido un sueño, y no hay quien me lo interprete, y he oído decir de ti que en cuanto oyes un sueño lo interpretas.”
16 José respondió: “No yo; Dios será el que dé una respuesta favorable al faraón.”
17 Habló, pues, el faraón a José: “Este es mi sueño: Estaba yo en la ribera del río,
18 y vi subir del río siete vacas gordas y hermosas que se pusieron a pacer en el juncal;'
19 y he aquí que detrás de ellas subían otras siete vacas malas, feas y flacas, como no las he visto en toda la tierra de Egipto,
20 y las vacas malas y feas se comieron a las primeras siete vacas gordas,
21 que entraron en su vientre sin que se conociera que habían entrado, pues el aspecto de aquéllas siguió siendo tan malo como al principio. Y me desperté.
22 Vi también en sueños que salían de una misma caña siete espigas granadas y hermosas,
23 y que salían de ella siete espigas malas, secas y quemadas del viento solano,
24 y las siete espigas secas devoraron a las siete hermosas. Se lo he contado a los adivinos y no ha habido quien me lo explique.”
25 José dijo al faraón: “El sueño del faraón es uno solo. Dios ha dado a conocer al faraón lo que va a hacer.
26 Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete espigas hermosas son siete años; el sueño es uno solo.'
27 Las siete vacas flacas y malas que subían detrás de las otras son otros siete años, y las siete espigas secas y quemadas del viento solano son siete años de hambre.
28 Es lo que he dicho al faraón: que Dios le ha hecho ver lo que va a hacer.
29 Vendrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto,
30 y detrás de ellos vendrán siete años de escasez, que harán se olvide toda la abundancia en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.
31 No se conocerá la abundancia en la tierra a causa de la escasez, porque ésta será muy grande.
32 Cuanto a la repetición del sueño al faraón por dos veces, es que el suceso está firmemente decretado por Dios, y que Dios se apresurará a hacerlo.
33 Ahora, pues, busque el faraón un hombre inteligente y sabio y póngale al frente de la tierra de Egipto.
34 Nombre el faraón intendentes que visiten la tierra y recojan el quinto de la cosecha de la tierra de Egipto en los tiempos de la abundancia;'
35 reúnan el producto de los años buenos que van a venir, y hagan acopio de trigo a disposición del faraón,
36 para mantenimiento de las ciudades, y consérvelo para que sirva a la tierra de reserva para los siete años de hambre que vendrán sobre la tierra de Egipto, y no perezca de hambre la tierra.”
37 Parecieron muy bien estas palabras al faraón y a toda su corte,
38 y el faraón dijo a sus cortesanos: “¿Podríamos, por ventura, encontrar un hombre como éste, lleno del espíritu de Dios?”
39 y dijo a José: “Toda vez que Dios te ha dado a conocer estas cosas, no hay persona tan inteligente y sabia como tú.
40 Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú,”
41 y añadió: “He aquí que te pongo sobre toda la tierra de Egipto.”
42 Quitóse el faraón el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; hizo que le vistieran blancas vestiduras de lino y puso en su cuello un collar de oro,'
43 y mandó que, montado sobre el segundo de sus carros, se gritara ante él “abrek,” y así fue puesto al frente de toda la tierra de Egipto.
44 Díjole también el faraón: “Yo soy el faraón, y sin ti no alzará, nadie mano ni pie en toda la tierra de Egipto.”
45 Llamó el faraón a José con el nombre de “Zâfnat Panêaj,” y le dio por mujer a Asenet, hija de Putifar, sacerdote de On. Salió José por toda la tierra de Egipto.
46 Tenía treinta años cuando se presentó al faraón, rey de Egipto, y le dejó para recorrer toda la tierra de Egipto.
47 La tierra produjo a montones durante los siete años de abundancia,
48 y José recogió el producto de los siete años que de ella hubo en Egipto, y lo almacenó en las ciudades, depositando en cada una de ellas los productos de los campos que la rodeaban,
49 llegando a reunir tanto trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad, que hubo que dejar de contar, porque no podía contarse.'
50 Antes que llegara el tiempo de la escasez, naciéronle a José dos hijos, que le parió Asenet, hija de Putifar, sacerdote de On.
51 Dio al primero el nombre de Manasés, porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre”;'
52 y al segundo le llamó Efraím, diciendo: “Dios me ha dado fruto en la tierra de mi aflicción.”
53 Acabáronse los siete años de abundancia que hubo en Egipto,
54 y comenzaron los siete años de escasez, como lo había anunciado José; y hubo hambre en todas las tierras, mientras había pan en toda la tierra de Egipto;'
55 y clamaba el pueblo al faraón por pan, y el faraón decía a todos los egipcios: “Id a José y haced lo que os diga.”
56 Cuando el hambre se extendió por toda la superficie de aquella tierra, abrió José los graneros, y lo que en ellos había se lo vendía a los egipcios, pues crecía el hambre en la tierra de Egipto.
57 De todas las tierras venían a Egipto a comprar a José, pues el hambre era grande en toda la tierra.

GÉNESIS 107


Salvador Montoya



CAPITULO 40 JOSÉ INTERPRETA DOS SUEÑOS

Biblia Nácar-Colunga

1 Sucedió después que, habiendo faltado contra su señor, el rey de Egipto, el copero y el repostero del rey,
2 se encolerizó el faraón contra sus dos ministros, el jefe de los coperos y el jefe de los reposteros,
3 y los encarceló en la casa del jefe de la guardia, en la cárcel donde estaba preso José.
4 Púsolos el jefe de la guardia bajo la custodia de José, y éste les servía el tiempo que estuvieron en la cárcel.
5 El jefe de los coperos y el jefe de los reposteros del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, tuvieron ambos un sueño la misma noche, cada uno el suyo; y cada sueño de diversa significación.'
6 Cuando por la mañana vino a ellos José y los vio tristes,
7 preguntó a los dos ministros que con él estaban presos en la casa de su señor, diciéndoles: “¿Por qué tenéis hoy mala cara?”
8 Ellos le contestaron: “Hemos tenido un sueño y no hay quien lo interprete.” Díjoles José: “¿No es de Dios la interpretación de los sueños? Contádmelo, si queréis.”
9 El jefe de los coperos contó a José su sueño, diciéndole: “En mi sueño tenía ante mí una vid
10 con tres sarmientos, que estaban como echando brotes, subían y florecían y maduraban sus racimos.
11 Tenía en mis manos la copa del faraón, y, tomando los racimos, los exprimí en la copa del faraón y la puse en sus manos.”
12 José le dijo: “Esta es la interpretación del sueño: los tres sarmientos son tres días.
13 Dentro de tres días, el faraón exaltará tu cabeza, y te restablecerá en tu cargo, y pondrás la copa del faraón en sus manos, como antes lo hacías, cuando eras copero.
14 A ver si te acuerdas de mí cuando te vaya bien, y me haces la gracia de recordarme al faraón para que me saque de esta casa,
15 pues he sido furtivamente sacado de la tierra de los hebreos, y aun aquí nada he hecho para que me metieran en prisión.
16 Viendo el jefe de los reposteros cuan favorablemente había interpretado el sueño, dijo a José: “Pues he aquí el mío: Llevaba yo sobre mi cabeza tres canastillas de pan blanco.
17 En el canastillo de encima había toda clase de pastas de las que hacen para el faraón los reposteros, y las aves se las comían del canastillo que llevaba sobre mi cabeza.”
18 Contestó José diciendo: “Esta es la interpretación: los tres canastillos son tres días.
19 Dentro de tres días te quitará el faraón la cabeza y te colgará de un árbol, y comerán las aves tus carnes.”
20 Al día tercero, que era el del natalicio del faraón, dio éste un banquete a todos sus servidores, y en medio de ellos trajo a la memoria al jefe de los coperos y al jefe de los reposteros,
21 restableciendo al jefe de los coperos en su cargo de poner la copa en manos del faraón,
22 y colgando al jefe de los reposteros, como lo había interpretado José.
23 Pero el jefe de los coperos no se acordó más de José, sino que se olvidó de él.


Génesis 40 - Biblia Kadosh Israelita Mesiánica

1 Algún tiempo después sucedió que el jefe de los coperos del rey Mitzrayim y el jefe de los panaderos dieron ofensa a su señor el rey de Mitzrayim.
2 Faraón se enfureció con sus dos eunucos, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos.
3 Así que él los puso en custodia en la prisión, a la vista del capitán de la guardia, en el mismo lugar donde Yosef estaba.
4 El capitán de la guardia encargó a Yosef estar con ellos, y él fue y les servía mientras estuvieron en prisión.
5 Una noche, el copero y el panadero del rey de Mitzrayim, allí en prisión, ambos tuvieron sueños, cada sueño con su propio significado.
6 Yosef vino a ellos en la mañana y vio que ellos lucían tristes.
7 El preguntó a los eunucos de Faraón con él allí en la prisión de la casa de su amo: '¿Por qué lucen tan tristes hoy?'
8 Ellos le dijeron: 'Cada uno de nosotros tuvimos un sueño, y no hay nadie que lo interprete.' Yosef les dijo a ellos: '¿No pertenecen las interpretaciones a Elohim? Cuéntenmelos por favor.'
9 Entonces el jefe de los coperos contó a Yosef su sueño: 'En mi sueño, allí delante de mí había una vid,
10 y la vid tenía tres ramas. Las ramas brotaron, entonces de repente comenzaron a florecer, y finalmente racimos de uvas maduras aparecieron.
11 La copa de Faraón estaba en mi mano, así que tomé las uvas y las prensé en la copa de Faraón, y le di la copa a Faraón.'
12 Yosef le dijo: 'Aquí está la interpretación: tres ramas son tres días.
13 Al cabo de tres días Faraón alzará tu cabeza y te restaurará a tu cargo; tú estarás dando la copa a Faraón como solías hacer cuando eras su copero.
14 Pero recuérdate de mí cuando te vaya bien; y muéstrame bondad, por favor; y hagas mención de mí a Faraón, para que él me libere de esta prisión.
15 Porque la verdad es que yo fui secuestrado de la tierra de los Hebreos, y aquí también no he hecho nada malo que justifique ponerme en esta mazmorra.'
16 Cuando el jefe de los panaderos vio que la interpretación era favorable, él dijo a Yosef: 'Yo también vi en mi sueño: había tres cestos de pan blanco sobre mi cabeza.
17 En el cesto más alto había toda clase de cosas horneadas para Faraón, pero los pájaros se las comieron del cesto sobre mi cabeza.'
18 Yosef respondió: 'Aquí está la interpretación: los tres cestos son tres días.
19 Al cabo de tres días Faraón alzará tu cabeza de ti - él te colgará de un árbol, y los pájaros se comerán tu carne de sobre ti.'
20 Al tercer día, que era el cumpleaños de Faraón, él dio una fiesta para todos sus oficiales, y él alzó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos de entre sus sirvientes.[112]
21 El restauró al jefe de los coperos de regreso a su posición, así que él dio de nuevo su copa a Faraón.
22 Pero él ahorcó al jefe de los panaderos, como Yosef había interpretado a ellos.
23 Sin embargo, el jefe de los coperos no se acordó de Yosef, sino que lo olvidó.


Comencemos por aclarar que Mitzráyim significa literalmente 'los dos estrechos' (una referencia a la separación histórica en el Alto y Bajo Egipto), tal como se nombra en la Biblia Kadosh Israelita Mesiánica.

El nombre se transformó en Xhmi (Kēmi y Kīmə) en la etapa copta de la lengua egipcia, y fue traducido al primitivo griego como Χημεία (Jemía). Miṣr (مصر) o Maṣr, el nombre oficial árabe de Egipto, es de origen semítico y significa “frontera, limite”.

El copero y el panadero del faraón delinquieron por lo cual son encarcelados justamente en la prisión donde estaba José. Y he aquí que tanto el copero como el panadero tuvieron, cada uno de ellos, un sueño, precisamente en la misma noche.

José al verles tristes les preguntó cuál era la causa: 8 Ellos le contestaron: “Hemos tenido un sueño y no hay quien lo interprete.” Díjoles José: “¿No es de Dios la interpretación de los sueños? Contádmelo, si queréis.”

En la antigüedad se veían los sueños como comunicaciones divinas y especialmente se le da este sentido en la Biblia, donde Yahvé y sus mensajeros se comunican con los mortales, precisamente mediante los sueños, en la mayoría de las ocasiones.

En la actitud de José se aprecia, no solo una buena disposición de querer ayudar a sus compañeros de infortunio, sino una gran seguridad de que podría interpretarlos, indudablemente gracias a la ayuda de Yahvé/Jehová, su dios.

9 El jefe de los coperos contó a José su sueño, diciéndole: “En mi sueño tenía ante mí una vid
10 con tres sarmientos, que estaban como echando brotes, subían y florecían y maduraban sus racimos.
11 Tenía en mis manos la copa del faraón, y, tomando los racimos, los exprimí en la copa del faraón y la puse en sus manos.”
12 José le dijo: “Esta es la interpretación del sueño: los tres sarmientos son tres días.
13 Dentro de tres días, el faraón exaltará tu cabeza, y te restablecerá en tu cargo, y pondrás la copa del faraón en sus manos, como antes lo hacías, cuando eras copero.
14 A ver si te acuerdas de mí cuando te vaya bien, y me haces la gracia de recordarme al faraón para que me saque de esta casa,
15 pues he sido furtivamente sacado de la tierra de los hebreos, y aun aquí nada he hecho para que me metieran en prisión.

Imaginamos la alegría del copero al saber que volvería a su puesto, pero como sucede casi siempre, solo nos acordamos de los demás cuando los necesitamos, y el copero cuando estuvo fuera de la prisión se olvidó de José por completo. (40,23)

Ante el resultado tan favorable de la interpretación del sueño del copero, el panadero-repostero, se atrevió a contar su sueño a José: 16 Viendo el jefe de los reposteros cuan favorablemente había interpretado el sueño, dijo a José: “Pues he aquí el mío: Llevaba yo sobre mi cabeza tres canastillas de pan blanco.

17 En el canastillo de encima había toda clase de pastas de las que hacen para el faraón los reposteros, y las aves se las comían del canastillo que llevaba sobre mi cabeza.”

José le interpretó el sueño de la siguiente forma: 18 Contestó José diciendo: “Esta es la interpretación: los tres canastillos son tres días.

19 Dentro de tres días te quitará el faraón la cabeza y te colgará de un árbol, y comerán las aves tus carnes.”

Tal como había interpretado José, al tercer día que era la onomástica del faraón, dio un banquete a todos sus servidores y entonces se acordó del copero y del repostero, mandando que sustituyeran a su cargo al copero y que colgaran al repostero. (40,20-23)

Resulta curioso que en las diversas ocasiones en que se cita a Egipto y a su faraón, a lo largo del Génesis, no aparezca nunca el nombre de éste, lo que habría supuesto una valiosa ayuda para conocer la cronología de los relatos, pero por alguna razón que desconocemos, los nombres de los faraones se silencian.

Según Freud, el contenido manifiesto es el argumento que recordamos de los sueños, el cual es diferente al contenido latente ya que se trata de una versión censurada y simbólica del mismo, y a veces incorpora partes de nuestras experiencias y preocupaciones de los días.

Podemos encontrar multitud de libros que presuntamente nos enseñan a interpretar los sueños y en mis experiencias con hipnosis he comprobado que algunos sujetos son capaces de interpretar los sueños y también que algunas visiones que ellos pueden tener sobre otra persona se les presenta de manera simbólica que luego es necesario interpretar.



GÉNESIS 129

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