Jacob envía a sus hijos Egipto a comprar trigo pero se queda con Benjamín por temor a que le sucediese algo. (42,1-5)
Recordemos que Jacob amaba especialmente a Raquel y a los hijos que tuvo de ésta. Al faltar José, sólo le queda Benjamín, razón por la cual no se atreve a dejarlo salir.
Llegan a Egipto los diez hermanos de José y como era “el jefe de la tierra y el que vendía el trigo”, los hermanos tuvieron que recurrir a él, y al encontrarlo “se postraron en tierra” (42,6) cosa que podemos ver en los monumentos hoy como están con rostro en tierra los asiáticos ante los prefectos egipcios.
7 Al verlos, José los reconoció, pero disimuló, y les habló con dureza,
diciéndoles: “¿De dónde venís?”; y ellos respondieron: “De la tierra de Canaán
para comprar mantenimientos.”
Es evidente que esta pregunta sobra, así como otras que, si bien no se formulan aquí, Judá dice a su padre en el capítulo 43: “Aquel hombre nos preguntó insistentemente sobre nosotros y sobre nuestra familia y nos dijo: “¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis algún otro hermano?” Y nosotros contestamos según las preguntas.
José les acusa de espías insistentemente versículos 9, 12, 14 y 16 y aunque no aparezcan las preguntas que en buena lógica les haría José, así aparecen las respuestas.
13 Ellos dijeron: “Eramos tus siervos doce hermanos, todos del mismo
padre, en la tierra de Canaán; el más pequeño se quedó con nuestro padre, y el
otro no vive ya.”
18 Al tercero les dijo José: “Haced esto y viviréis, pues yo temo a Dios.
19 Si en verdad sois gente buena, que se quede uno de los hermanos preso
en la cárcel donde estáis, y los otros id a llevar el trigo para remediar el
hambre de vuestras casas,
20 y me traéis a vuestro hermano menor para probar la verdad de vuestras
palabras, y no moriréis.”
Los hermanos comenzaron a creer que toda aquella desgracia les venía en castigo por lo que hicieron a su hermano José. (42,21-22) Vemos esta constante en la Biblia inculcada por los Elohim de considerar que las desgracias que les vienen es ese castigo de sus faltas impuestos por ELLOS. Esto para mí es una verdad a medias, puesto que es indudable que los errores que cometemos en la vida los pagamos, mas no por intervención divina, sino porque las leyes naturales así lo imponen, gracias a lo cual aprendemos, es decir, aprendemos a base de errores.
23 Ellos no tenían idea que Yosef los entendía, puesto que un intérprete
estaba traduciendo para ellos.
24 Yosef se apartó de ellos y lloró; entonces regresó y habló con ellos: '
El tomó a Shimeon de entre ellos y lo puso en prisión delante de sus ojos.
25 Luego ordenó que llenaran sus sacos de grano, que el dinero de todos
los hombres fuera puesto de regreso en su saco y que le fueran dadas
provisiones para el viaje. Cuando estas cosas fueron hechas para ellos,
26 cargaron el grano en sus asnos y se fueron.
De nuevo viene la atribución a Dios de un hecho inexplicable para ellos. O deberíamos traducir Elohim, ¿verdad? A pesar de las repetidas menciones que se hace de Elohim, a partir del capítulo 37, es siempre atribuyéndole determinados hechos, pero ellos no se manifiestan claramente, o más probablemente no existe manifestación alguna sino sólo atribuciones que la gente les da, como en este caso claro y palpable.
Cuando llegaron a su casa, le contaron a Jacob cuanto había sucedido y lo que les había pedido “el señor de aquella tierra”, llevar a Benjamín, y después, cuando abrieron los sacos y descubrieron cada uno su dinero en la boca de los sacos, se llenaron de temor ellos y Jacob (42,29-35)
36 Jacob, su padre, les dijo: “¡Vais a dejarme sin hijos! José
desapareció, Simeón desapareció, y ¿vais a llevaros a Benjamín? Todo esto ha
venido sobre mí.”
37 Rubén dijo a su padre: “Haz morir a mis dos hijos si yo no te devuelvo a Benjamín. Entrégamelo y yo te lo devolveré.”
38 El le contestó: “No bajará mi hijo con vosotros. Su hermano murió y no
queda más que él. Si en el viaje que vais a hacer le ocurre una desgracia,
haréis descender en dolor mis canas al sepulcro.”
Supongo que esta última frase no necesita explicación alguna, aun a pesar de la forma figurada.
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