jueves, 12 de enero de 2023

GÉNESIS 74

 


 

Este  capítulo es sin duda uno de los más conocidos, pues de niños nos lo contaron infinitas veces. Precisamente por sernos tan familiar no es corriente que nos planteemos determinadas preguntas, pues todo lo encontramos normal.

Pedirle a un padre que mate a su hijo, sea único o no, es algo que se sale de toda norma, pero que su padre aceptó tal petición y esté dispuesto a cumplirla es algo insólito. Sin embargo este es el caso que se narra en este capítulo. Ciertamente Yahvé quedaría satisfecho de la fe ciega que había inculcado a Abraham.

No hemos de olvidar, por otro lado, que propagado sin duda por otros “dioses” existía la costumbre de ofrecer a dichos dioses sacrificios humanos, aunque cabe suponer que la costumbre de los sacrificios de animales pudo ser una forma de alimentarse los Elohim sin molestrse siquiera en cocinar, sino tomando los animales asados que sus esclavos humanos les ofrecían.

Sorprende que Abraham no preguntase siquiera como le pedía Yahvé sacrificar a una persona, o tal vez supuso que Yahvé resolvería la situación en el último momento, aunque también debería tener mucha fuerza el miedo a ser castigado si preguntaba y está claro que Yahvé exige obediencia ciega.

También cabe pensar que Yahvé podría saber hasta donde podía llegar con Abraham, aunque al no ser el dios que nos quiere hacer creer, puede que no estuviera seguro del todo, y también pudo ser una forma de que quedara constancia de esto para la posteridad, para que sirviera de ejemplo para los demás, es decir, para que los demás supieran hasta donde debían llegar.

No hemos de olvidar que si aquí queda resaltada la fe y obediencia de Abraham, también sucede lo mismo respecto  a Isaac, quien tan solo se atreve a preguntar  “donde está la res para el holicausto” (22,7)

De nuevo vuelve a oírse la voz del mensajero desde el cielo, lo cual significa que Yahvé y sus ayudantes utilizan el mismo método que con Agar e Ismael. Se aprecia que, periódicamente, utilizan un método diferente para manifestarse, pero que suelen repetir durante cierto período. En este período corresponde manifestarse mediante la voz desde el cielo:

 

11 Pero le gritó desde los cielos el ángel de Yahvé, diciéndole: “¡Abraham, Abraham!” Y éste contestó: “Heme aquí.”

12 “No extiendas tu brazo sobre el niño — le dijo — y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, a tu unigénito.”

 

Aquí hay algunas curiosidades: si bien se dice (o interpreta el hagiógrafo) que fue el ángel –mensajero- de Yahvé quien habló a Abraham –lo cual es deducido por el hagiógrafo puesto que dice en la versión BKIM:  “Porque ahora Yo sé que tú eres un hombre que teme a Elohim, porque por amor a mí no has retenido tu hijo amado.”  Por tanto no menciona a Yahvé.

Me sorprende que Yahvé haga tanto hincapié en lo de “tú unigénito” cuando esto es falso ya que en realidad Abraham tiene dos hijos: Ismael e Isaac. No cabe duda de que, a la vez de querer probar la fe de Abraham o más bien de su obediencia, le está haciendo el lavado de cerebro de que solo tiene un hijo, no sabemos si para que olvide a Ismael o para hacerle más dura la prueba; tal vez por las dos cosas.

Naturalmente como todos saben, esta historia tiene un final feliz: los mensajeros habían preparado un carnero, como sustituto de Isaac, para que Abraham hiciese su holocausto: 14 Llamó Abraham a aquel lugar “Yahvé-yire” — Yahvé ve; por lo que todavía se dice: “En el monte de Yahvé se proveerá.”

   La extremada concisión y la incertidumbre del texto es causa de la oscuridad de estas palabras. Según el versículo 8, al cual parece eludir, debe ser el sentido: Yahvé verá o Yahvé proveerá. (91)

Curiosamente el hagiógrafo sigue empecinado en que habla “el mensajero” cuando en realidad es Yahvé quien está hablando y si no juzguen estos versículos:  15 Llamó el ángel de Yahvé a Abraham por segunda vez desde los cielos,

16 y le dijo: “Por mí mismo juro, palabra de Yahvé, que por haber tú hecho cosa tal, de no perdonar a tu hijo, a tu unigénito,

17 te bendeciré largamente, y multiplicaré grandemente tu descendencia, como las estrellas del cielo o como las arenas de la orilla del mar, y se adueñará tu descendencia de las puertas de tus enemigos,

18 y la bendecirán todos los pueblos de la tierra, por haberme tú obedecido.”

 Obsérvese el detalle de este versículo 18 “por haberme tu obedecido” lo cual indica claramente la importancia que Yahvé da la obediencia ciega, como todos los dictadores, absolutistas, autoritarios, déspotas, dominantes,  opresores y  tiranos.

 Termina el capítulo diciendo que se fueron a Berseba y recibieron noticia de que su hermano Najor haber tenido hijos y que Bauel fue el padre de Rebeca. Es una forma de anunciarnos la genealogía de la que será la esposa de Isaac.

 

 

 

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