Se percató con satisfacción de que las tapas podían levantarse con extrema facilidad y se dedicó a pasar revista a los sarcófagos. En los tres primeros descubrió los cadáveres de monjes vestidos como los que le habían hospedado; en el cuarto, a una mujer con atavíos masculinos confeccionados , lo menos cincuenta años antes; en el quinto, a un indio que llevaba un manto de seda roja, y en el sexto a un hombre cuyo vestido juzgó que se remontaba a 1700. El aventurero comenzó a darse cuenta de dos cosas: de que los cadáveres se halaban en perfecta estado de conservación y de que pertenecían a épocas diversas, más lejanas a medida que se aproximaba a la pared del fondo de la sala.
En la antepenúltima caja reposaba un hombre envuelto en un lienzo blanco; y en la penúltima una mujer cuyo origen no supo determinar el aventurero. De las presas soñadas no había el mínimo rastro. Spencer irritado, levantó la última tapadera y se quedó petrificado de estupor: en el ataúd yacía un ser vestido con “una especie de malla de palta” que en el lugar de la cabeza tenía “una bola también de plata, con dos orificios circulares en el lugar de los ojos y una cosa oval en relieve, llena de agujeritos, en lugar de la nariz ¡Y no tenía boca!
Venciendo la sorpresa, Spencer trató de tocar aquel cuerpo, pero enseguida cambió de idea, ya que los grandes ojos del muerto se abrieron de par en par, desprendiendo un espeluznante resplandor verde.
El susto que se dio Spencer fue tremendo pues salió corriendo y gritando, mas reflexionó y se detuvo para encontrar la salida.
Informados los religiosos por el comerciante William Thompson que se encontraba invitado por los lamas y a quien Spencer contó su aventura, a la mañana siguiente un monje le “demostró” bajando con él a la extraña estancia que lo único que existía en aquella galería era una reproducción en miniatura de unos doce centímetros de los ataúdes.
Cuando Spencer preguntó quienes eran los personajes, le contestó el monje que se trataba de “las imágenes de personas que habían enriquecido la Tierra con su gran sabiduría.”
Y al preguntar quien era el personaje de la cabeza de la cabeza redonda se le dijo:”Un gran maestro venido de las estrellas”(41)
En nuestra época, no resulta ningún misterio esa cabeza redonda plateada con agujeritos en vez de nariz, ojos redondos y sin boca, pues evidentemente corresponde a una escafandra y el traje plateado ess pues un traje espacial
Igual podríamos decir del sepulcro encontrado en la pirámide de Palenque en 1950, en cuya lápida está esculpido, en bajorrelieve, un astronauta dentro de su nave.
Las estatuillas Jomon japonesas representan sin duda a astronautas con el traje espacial, pues han servido de inspiración a la NASA en la construcción de algunos trajes espaciales. (42)
Personajes semejantes a estos, pudieron ser “los hijos de los Elohim” que gobernaron en la Tierra y enseñaron a sus habitantes las ténicas, las ciencias y las artes.
Los libros sumerios explican con mucha claridad todo el proceso seguido hasta llegar a esa unión entre los Anunnakis y las mujeres terrestres:
En aquellos tiempos las condiciones en la Tierra fueron empeorando, se observaban estallidos en el Sol y había alteraciones en los campos magnéticos de la Tierra y de Marte.
Enki y Enlil se miraban y se veían viejos. Enki dijo: ¡Han pasado más de 100 Shars desde que llegué! Entonces era un gallardo líder, ahora con barba, cansado y viejo.
Enlil dijo: yo era un héroe entusiasta dispuesto a la aventura. Ahora tengo hijos que tienen hijos, todos nacidos en la Tierra, pero los que nacieron en la Tierra serán aún más viejos dentro de poco.
Igualmente habló Ninmah ¡En cuanto a mi me llaman vieja oveja! Ellos se preguntaban si el problema del envejecimiento rápido era cosa de Nibiru o cosa de la Tierra. Quizá tenga que ver con las diferencias con los ciclos vitales. Recordemos que un año de Nibiru eran 3600 en la Tierra.
Marduk vino a plantear a su padre Enki, que los hijos de Enlil habían elegido esposa ¡Deseo elegir novia, tener una esposa es mi deseo!
Cuando Enki quiso saber quien era la novia, Marduk respondió: ¡Es una descendiente de Adapa, de la Tierra no de Nibiru, es! Enki se quedó sin palabras.
Un príncipe de Nibiru, un primogénito titulado para la sucesión, casarse con una Terrestre?
¡No una Terrestre sino una descendiente tuya! Le dijo Marduk. Una vez aprobada la decisión de Marduk por sus padres, llamaron a Matushal que era el hermano de la novia le hablaron de su deseo y el pobre Matushal, abrumado pero con alegría dijo ¡Así sea!
Fijáos las sensaciones de Matusalén que un dios le pide casarse con su hermana, eso es lo máximo. Pero cuando Enlil lo supo se llenó de furia.
Comunicaron esto a Anu y este preguntó a los sabios del consejo. Ellos no vieron ninguna ley que lo impidiera pero decidieron que no podría regresar a Nibiru.
Se prepararon los esponsales y se celebró asistiendo muchos Terrestres Civilizados y también los Igigi (pilotos de naves espaciales) pues Marduk era su líder.
Los Igigi planearon raptar mujeres terrestres para tener esposa y descendencia. Así descendieron 200 a la Tierra desde Lamuh (Marte) y se decían ¡Venid, elijamos esposas de entre las mujeres Adapitas y engendremos hijos!
Así pues, una vez terminada la ceremonia de boda de Marduk y Sarpanit, a una señal convenida previamente, cada uno de los Igigi tomó a una doncella Terrestre, por la fuerza y se reunieron en el Lugar de Aterrizaje en la Montaña de los Cedros y alli se hicieron fuertes. Los líderes exigieron a Marduk, como comandante de los Igigi, que controlase la situación pero Marduk dijo: ¡Si tengo que buscar una solución al asunto, mi corazón está de acuerdo con los Igigi! ¡Lo que yo he hecho no se les puede impedir a ellos!
Así que tuvieron que aceptar la situación, pero Enlil se enfureció y dijo: ¡Una mala acción ha sido seguida por otra, los Igigi han adoptado de Enki y Marduk la fornicación! Muy disgustado quería que los Igigi se fueran a Marte pero dada la situación inestable de Marte al final los dejaron en la Montaña de los Cedros, así a los hijos que tuvieron les llamaron Hijos de las Naves Espaciales.
Como podemos ver aquí se explica con mucha claridad como los hijos de los Elohim se casaron con las hijas de los hombres.
A Marduk le concedieron los dominios de arriba del Abzu y él invitó a los Igigi a fundar una ciudad, le siguieron algunos de los Igigi y el resto se quedó en La Montaña de los Cedros.
Ninurta observaba de que modo Marduk incrementaba su propia fuerza con los Terrestres y Enlil le dijo: ¡La Tierra será heredada por los Terrestres! ¡Ve encuentra a Ka-in, prepara con ellos tus propios dominios.
Ninurta fue al otro lado de la Tierra; encontró a los descendientes de Ka-in. Les enseñó como hacer herramientas e interpretar música, las técnicas de minería y a fundir y refinar, como construir embarcaciones de madera de balsa y les guió para que cruzaran un gran mar. En una nueva tierra establecieron sus dominios, construyeron una ciudad con dos torres gemelas.
Por estos textos comprobaréis la correlación existente entre la Biblia y los textos sumerios, solo que la Biblia es menos explícita, hay muchas cosas que ni las menciona, pues como ya he dicho no es un libro histórico sino doctrinal, por ello modifica lo necesario y enaltece a Yahweh como dios único.
Seguimos con los textos sumerios:
En el Edin (Edén), Lu-Mach (Lamec) era el capataz de los Terrestres y su deber era reducir las raciones de estos. Su esposa Batanash era de una belleza deslumbrante y Enki se quedó encandilado, por lo que dijo a Marduk que llamara a Lu-Mach a sus dominios para que aprenda como construir una ciudad los Terrestres y, entonces, se llevaron a su esposa a la casa de Nimah, la hermana de Enki, para protegerla de los Terrestres. Así Enki, cuando Batanash se estaba bañando, la cogió por los muslos, la besó, derramó su semen en su matriz y ella quedó embarazada. Enviaron mensaje a Lu-Mach diciéndole que volviera porque iba a tener un hijo. Cuando vio al hijo se encontró con que tenía la piel blanca como la nieve, del color de la lana era su cabello, sus ojos eran como los cielos, sus ojos brillaban con un resplandor. Asombrado y asustado estaba Lu.Mach y corriendo se lo dijo a su padre Matushal (Matusalén) y éste, cuando vio al niño quedó muy sorprendido por su aspecto. Batanash no quiso revelar quien era el padre aunque juró que no era alguno de los Igigi. Así Matushal le dijo a su hijo: el niño es un misterio, pero su misma extrañeza se te ha revelado un augurio, es único para una tarea única ha sido elegido por el destino.
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