jueves, 1 de diciembre de 2022

GÉNESIS 28

 




En aquellos días, los sufrimientos iban aumentando en la Tierra, los días se hacían más fríos, no llovía por lo que las cosechas disminuían, en los rediles había pocos corderos. Batanash llamó a su hijo Ziusudra, El de Largos y Brillantes Días de Vida. El niño estaba dotado de comprensión y Nimah y Enki le enseñaron diversas cosas entre otras a leer los escritos de Adapa y cuando joven, aprendió como observar y realizar los ritos sacerdotales.

Ziusudra nació en el 110 Shar. Creció, se casó, y tuvo tres hijos. En sus días, los sufrimientos aumentaron en la Tierra con plagas y hambre.

Enlil estaba muy molesto con la unión de los Igigi y las hijas de los Terrestres, así como la unión de Marduk. A sus ojos la misión de los Anunnaki en la Tierra se había pervertido, para él, las ruidosas y estridentes masas de los Terrestres se habían convertido en anatema; las declaraciones de los Terrestres se le hacían agobiantes.

En estos tiempos, plagas y pestes asolaban la Tierra, dolores, mareos, escalofríos y fiebre. Ninmah pensó en enseñar a los Terrestres a curarse, pero Enlil lo prohibió.

Enki observó que en la tierras donde habitaban los Terrestres no tenían agua y no brotaba vegetación, por lo cual pensó en enseñarles a hacer estanques y canales para conseguir, además del agua, pescado, pero llegó Enlil y lo prohibió por decreto. ¡Que perezcan los Terrestres de hambre y de enfermedades! Dijo.


Aquí vemos con claridad el odio que Enlil/Yahweh tenía a los terrestres y los descendientes con los Igigi, y solo buscaba la manera de exterminarlos.

Durante un Shar los Terrestres comieron las hierbas de los campos, y durante dos Shar más el sufrimiento se hacía insoportable.

Los mismos Anunnaki también tenían problemas alimentarios y sus raciones disminuían. Tanto en la Tierra como en Marte las estaciones habían perdido su regularidad. Desde Nibiru estudiaron nuestro sistema y vieron cosas extrañas en el comportamiento orbital así como manchas negras en el Sol y se disparaban llamaradas. El Brazalete Repujado (cinturón de asteroides) se veía estirado y empujado por extrañas fuerzas gravitatorias.

Durante cuatro Shar estuvieron observando los instrumentos frente a la Blanca Tierra (círculos polares) y habían registrado extraños estruendos y llegaron a la conclusión de que el hielo empezaba a deslizarse y por otras zonas ocurrían terremotos y temblores.


Estamos hablando de 4 Shar (3600x4= 14.400 años) sufriendo esta situación desesperada.

Comunicaron la situación a Anu, en Nibiru, y durante el quinto y sexto Shar los fenómenos ganaron fuerza. En Nibiru, los sabios dieron la alarma: “La próxima vez que Nibiru se acerque al Sol la Tierra quedará expuesta a las fuerzas gravitatorias de Nibiru y el hielo de la Blanca Tierra (los Polos) se deslizará provocando una calamidad de agua ¡La Tierra será arrollada por una gigantesca ola, un Diluvio! Así decidieron prepararse para evacuar la Tierra, cerraron las minas de oro, así mismo las fundiciones y refinadoras enviando todo el oro a Nibiru. Una flota de rápidos carros celestes llegó vacía a la tierra para la evacuación.

De uno de estos carros salió un Anunnaki de cabello blanco, Galzu era su nombre, Gran Conocedor. Con paso majestuoso se acercó a Enlil y le presentó un mensaje sellado de Anu. Cuando estuvieron todos los líderes reunidos, entre ellos llegó Ninmah, y Galzu le sonrió diciendo ¡Somos de la misma escuela y edad! Pero el emisario era tan joven como un hijo y ella era como su anciana madre.

¡La explicación es sencilla! le dijo Galzu, ¡La causa se halla en nuestros ciclos vitales de sueño invernal! Y continuó:

Desde que Dumuzi estuvo en Nibiru, se ha estado examinando a los Anunnaki que volvían a Nibiru, aquellos que más tiempo habían estado en la Tierra eran los más afectados al volver y sus cuerpos ya no se habituaron a los ciclos de Nibiru, su sueño estaba alterado su visión fallaba, la fuerza gravitatoria de Nibiru pesaba en sus pasos. Sus mentes también se vieron afectadas, dado que los hijos eran más viejos que los padres a los que habían dejado. La muerte, camaradas míos, llegó con rapidez a los retornados ¡por eso estoy aquí para advertiros! Los tres líderes se quedaron mudos y Ninmah dijo: ¡Era de esperar!. Enki dijo: ¡Era evidente!

Pero Enlil montó en cólera: ¡Antes los Terrestres se estaban haciendo como nosotros, ahora nosotros nos hemos hecho como los Terrestres, para quedar prisioneros de este planeta! ¡Toda la misión se ha convertido en una pesadilla, con Enki y sus Terrestres como señores, acabaremos siendo esclavos!

Galzu dijo: En Nibiru se está pensando mucho en esto ¿se debería haber dejado a Nibiru a su suerte, fuera lo que fuera que el Creador de Todo pretendiera, para dejar que ocurriera o fue la llegada a la Tierra concebida por el Creador de Todo y nosotros no fuimos mas que emisarios inconscientes?

Y les dio las órdenes secretas de Nibiru:

¡Vosotros tres permaneceréis en la Tierra, solo volveréis a Nibiru para morir!

En carros celestiales circundaréis la Tierra, esperaréis la calamidad en el exterior; al resto de los Anunnaki, se les debe dar la opción de irse o de esperar la calamidad en el exterior.

Los Igigi que se casaron con Terrestres deben elegir entre la partida o las esposas: a ningún terrestre, ni siquiera Sarpanit, la de Marduk, se le permitirá viajar a Nibiru.

Todos los que quieran quedarse y ver lo que sucede, deberán salvaguardarse en los carros celestes. En cuanto a los demás, deben estar preparados hacia Nibiru de inmediato.

Enlil convocó un consejo de comandantes Anunnaki e Igigi en Nibru-ki, también estaban presentes los hijos de los líderes y sus hijos. Enlil comunicó las órdenes y añadió que los Igigi que se aferraran a sus esposas y descendientes que tenían que escapar a los picos más altos de la Tierra.

Todos los líderes importantes decidieron quedarse con sus familias.

¡Que los Terrestres por las abominaciones perezcan! así lo proclamó Enlil.

Un asombroso ser fue creado por nosotros, por nosotros debe ser salvado, le gritó Enki a Enlil.

Enlil enfurecido reprochó a Enki la creación de los Terrestres y haberles dado sabiduría y después enseñarles muchos secretos de ellos. Enlil obligó a todos a jurar que no interferirían en los acontecimientos.

Se organizó la marcha y a los que quedaron se les asignaron carros para estar circundando la tierra mientras durase la catástrofe.

Enlil habló a su hermano Enki: para el caso que se pudiera sobrevivir a la calamidad, que se recuerde todo lo sucedido. ¡Que se entierren y resguarden las tablillas de los registros en Sippur, en las profundidades de la Tierra para que en los días por venir se descubra lo que desde un planeta se hizo en otro!

Enki aceptó de buen grado las palabras de su hermano. Almacenaron los ME y otras tablillas en arcones dorados, los enterraron para la posteridad en Sippar. Así dispuesto todo, los líderes esperaron la señal de partir y vigilaron con aprensión la aproximación de Nibiru.


Así que cabe suponer que están enterrados en algún lugar estos arcones dorados o incluso podría ser que de aquí proceden las tablillas sumerias encontradas en la actualidad y donde, entre otras cosas, está escrita esta historia.

Enki dijo a su hermana Nimah que era importante preservar a todos los seres vivos los propios del planeta y los traídos de Nibiru, para lo cual planearon la tarea de preservar la simiente de vida, esencia masculina y femenina y huevos de vida de cada especie.

Anunciaron luego que los estruendos de la Tierra eran tremendos y que la Blanca Tierra (los Polos) se estremecía.

En Sippur, mientras esperaban el momento del Diluvio, Enki tuvo una visión–sueño mientras dormía. Se le apareció un hombre brillante y resplandeciente y vio que se trataba de Galzu, el del cabello blanco, sosteniendo en su mano derecha un estilo grabador y en la izquierda una tablilla de lapislázuli, lisa y brillante. Y le dijo: Toma el Hado en tus manos para que los Terrestres hereden la Tierra, llama a tu hijo Ziusudra, revélale la inminente calamidad sin romper el juramento. Dile que construya una embarcación que pueda soportar la avalancha del agua, una embarcación sumergible, semejante a la que te muestro en esta tablilla, que se salve él y su familia en ella, y que lleve también la simiente de todo lo que sea valioso, sea planta o animal ¡Esa es la voluntad del Creador de Todo!

Galzu dibujó una imagen en la tablilla con el estilo y dejó la tablilla grabada junto al lecho de Enki y cuando se desvaneció la imagen, la visión-sueño terminó y Enki despertó con un estremecimiento.

Así que realmente la tablilla estaba en su cama y vio un diseño de una embarcación con indicación de las medidas. Mandó buscar a Galzu pero le dijeron que había vuelto a Nibiru hacía tiempo.

Enki se dirigió a la cabaña de Ziusudra y para no romper el juramento, el señor Enki le dijo a la pared de juncos de la cabaña, hablando desde detrás:

¡Despierta! ¡Despierta! Cuando Ziusudra despertó, Enki le dijo desde detrás de la pantalla de juncos:

¡Cabaña de juncos, cabaña de juncos! ¡Presta atención a mis palabras, haz caso a mis instrucciones!


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