martes, 22 de noviembre de 2022

GÉNESIS 20

 






Continuamos con la narrativa de los libros sumerios y veremos como va evolucionando todo, hasta que llega el momento en que se ven en la necesidad de tomar medidas.

Durante siete Shars, el grupo de los Anunnaki se acomodaron mucho y lo que crecía no era suficiente para comer todos. En tres Shars más, comenzó a escasear la comida, no era suficiente para todos.

Vemos pues que con el transcurso de 10 Shars, es decir 36.000 años terrestres, habían proliferado tanto los Elohim y los humanos que no eran capaces de producir lo suficiente para alimentarse todos.

Enki vio que los descendientes de los Terrestres con las repeticiones de las cópulas, se estaban degradando hacia sus antepasados salvajes. Por ello estaba planeando crear una Humanidad Civilizada.

Un día navegando por los ríos vio a un grupo de Terrestres que retozaban y se bañaban y entre ellos había dos hembras de salvaje belleza, firmes eran sus senos. Contemplándolas, el falo de Enki se humedeció, tenía un ardiente deseo. Enki saltó de la barca y llamó a una de ellas, ella le ofreció fruta. Enki la abrazó y besó. En su matriz derramó su semen, en el apareamiento la conoció. Ella guardó el sagrado semen y quedó fecundada.

Enki llamó a la segunda joven, ella le ofreció bayas del campo y…la fecundó también.


Observamos que el ascendiente de los Anunnakis/Elohim era tal sobre el grupo humano que se dejaban hacer lo que quisieran sin rechistar.

¡Quédate con las jóvenes, por ver si quedan embarazadas! Así le dijo Enki a su visir. Pasados los nueve meses las dos dieron a luz, en el mismo día, la primera un niño y la segunda una niña.

En el Shar noventa y tres nacieron los dos en el Edin. El visir avisó a Enki de los alumbramientos. ¡Se consiguió la concepción entre Anunnakis y Terrestres, he traído al ser al Hombre Civilizado! Enki avisó a su visir de que esto debía permanecer en secreto.

Una vez pasado el período de amamantarlos el visir los llevó a casa de Enki según las instrucciones y dijo que los había encontrado entre las aneas, en cestas de junco. Ninki, la esposa de Enki, tomo cariño a los expósitos y los crió como a sus propios hijos.

Adapa, el Expósito llamó al niño; Titi, Una con Vida, llamó a la niña.


El truco de encontrar a un bebé en un cesto de juncos se repetirá luego con Moisés.

A diferencia de los niños Terrestres, la pareja era de crecimiento más lento que los Terrestres, mucho más rápidos de comprensión, estaban dotados de inteligencia, eran capaces de hablar con palabras. Hermosa y agradable era la niña, muy diestra con las manos. La esposa de Enki le enseñó todo tipo de oficios a Titi.

A Adapa fue el mismo Enki quien le enseñó, le instruyó en como hacer anotaciones.

¡He creado al Hombre Civilizado! Le dijo a su visir. ¡De mi simiente ha sido creado un nuevo tipo de Terrestre, a mi imagen y semejanza!


Vuelve a repetir la frase famosa “a mi imagen y semejanza” que debe traducirse por reproducción mediante la unión de espermatozoides y óvulos, en este caso ya de forma totalmente natural, cosa que antes no se podía hacer.

De las semillas harán crecer alimentos y apacentarán ovejas. ¡A partir de entonces, los Anunnaki y los Terrestres quedarán saciados.

Enki le contó a su hermano Enlil que en el desierto había aparecido un nuevo tipo de Terrestre, son rápidos en aprender y se les pueden enseñar conocimientos y oficios. Que traiga de Nibiru semillas y ovejas para repartir por la Tierra y enseñemos a esta nueva raza de Terrestres la agricultura y el pastoreo.

¡Ciertamente es una maravilla que hayan aparecido por si mismos en el desierto, que la Tierra haya hecho un hombre civilizado! Decía Enlil a Enki.

Se lo comunicaron a Anu y este contestó ¡Que un tipo de esencias vitales lleve a otro no es algo inaudito! ¡pero nunca se había oído algo así, que en la tierra apareciera tan rápidamente un Hombre Civilizado a partir del Adamu!

Mientras Adapa “conoció” a Titi y tuvieron gemelos. Cuando Anu lo supo pidió que Adapa subiera a Nibiru.

Esta si es la pareja real Adán y Eva de la que habla la Biblia, a la hora de concebir a Caín y Abel.

A Enlil no le gustó la decisión pues pensaba que el Trabajador Primitivo se haría como uno de ellos y al ir a Nibiru bebería de las aguas de larga vida, comería el alimento de larga vida. Enki estaba de acuerdo en que no debía Adapa beber de las aguas de larga vida, para controlar esto enviaron a los hijos de Enki de acompañantes y de paso estos conocerían Nibiru.

Antes de que Adapa partiera hacia Nibiru Enki le llamó para darle instrucciones.

Adapa, vas a ir a Nibiru, el planeta de donde hemos venido, ante Anu nuestro rey. Le explicó como debía presentarse y actuar y luego le dijo: Te darán un pan que no se encuentra en la Tierra ¡el pan es mortal, no lo comas! Te darán un elixir en un cáliz ¡no lo bebas, el elixir es mortal! Luego llamó a sus hijos y les dio instrucciones también.

¡Vuestra misión es traer a Adapa de vuelta a la Tierra, no os dejéis hechizar por las delicias de Nibiru!

A hurtadillas puso una tablilla sellada en la mano de Ningishzida y le dijo ¡A mi padre entregarás esta tablilla en secreto!

Luego se dirigieron a Sippar el Lugar de los Carros Celestiales y a los hijos de Enki (Ningishzida y Dumuzi) se les dio el atuendo de Igigi, se vistieron como águilas celestiales (como pilotos astronautas). En cuanto a Adapa, se le afeitó su cabello suelto, se le dio un casco como el de un águila, en lugar del taparrabos, le hicieron ponerse una vestimenta ajustada y le pusieron entre los dos hermanos en el interior de Lo Que Asciende. Cuando se dio la señal El Carro Celeste rugió y se estremeció; Adapa se encogió y gritó: ¡El águila sin alas se está elevando!

Según se fueron elevando vieron como cambiaba el aspecto de la Tierra. Primero vieron las tierras separadas por los mares y océanos, luego el océano si hizo pequeño como una bañera, la tierra era del tamaño de una cesta, luego vieron la Tierra como una bola pequeña, tragada por un mar de oscuridad.

Cuando llegaron a Nibiru había mucha curiosidad por conocer a los nietos del rey que habían nacido en la Tierra pero más por ver a un Terrestre

En el palacio se arremolinearon nobles y héroes, príncipes y consejeros. Se hizo las presentaciones al rey Anu y este disfrutó abrazando a sus nietos y conversando con Adapa maravillándose de que pudiera hablar con él.

Anu llevó a todos hacia el salón de banquetes y las mesas estaban llenas de alimentos y bebidas. Anu ofreció comida y bebida a Adapa pero este rehusó y Anu estaba ofendido pues se dijo: ¿Por qué ha enviado Enki a Nibiru a este mal educado Terrestre, para revelarle los caminos celestes?

Al preguntarle Anu a Adapa porque no comía ni bebía este le dijo. Mi maestro el señor Enki me ordenó: ¡No comas pan, no bebas elixir!

Extrañado les preguntó a sus nietos si sabían algo y entonces Ningishzidda le dijo ¿Quizá se encuentre aquí las respuesta y le dio la tablilla secreta que llevaba escondida.

Anu leyó la tablilla metiéndola en el explorador para descifrarla. ¡Adapa nació por mi simiente de una mujer Terrestre! Así decía el mensaje. Del mismo modo nació Titi en otra mujer Terrestre. Están dotados de sabiduría y de palabra; pero no de la larga vida de Nibiru. Adapa no debería comer el pan de larga vida y tampoco el elixir de larga vida. Adapa debe volver para vivir y morir en la Tierra, la mortalidad debe ser su suerte. Con la siembra y el pastoreo de sus descendientes, habrá saciedad en la Tierra.

Anu no sabía si enfadarse o reír y le comentó a su visir después de darle a leer la tablilla, ¡Este hijo mío Ea, ni siquiera como Enki ha enmendado su libertinaje con las mujeres!

Anu ordenó que Adapa volviera inmediatamente a la Tierra y explicó al consejo que debía ser así ya que no podía comer ni beber en Nibiru. Así volvió Ningishzidda con el él y con semillas para que fuera sembrando. Después de un Shar volverá Dumuzi con ovejas y con la esencia de las ovejas.

En el viaje Ningishzidda le habló a Adapa de los dioses planetas, del Sol, la Tierra y la Luna, le enseñó como siguen los meses y como se cuenta el año de la Tierra.

Al llegara la Tierra Ningishzidda contó a su padre Enki todo lo que había sucedido y Enki se rió mucho diciendo: ¡Todo fue como yo esperaba!

Llamaron a Ninmah y a Enlil y les contaron todo lo que había sucedido incluido el secreto de la cohabitación con las dos hembras Terrestres ¡No he roto ninguna norma, he asegurado nuestra saciedad! Dijo Enki.

¡No has roto ninguna norma, pero con una acción precipitada has determinado los hados de los Anunnaki y los Terrestre! Esto dijo con furia y con ira se marchó.

Vemos de nuevo a Enlil/Yahweh como un ser irascible y dominante que se coge unos cabreos mayúsculos cuando las cosas derivan por unos derroteros no previstos ni deseados por él y su hermano Enki, con mucha habilidad, en repetidas ocasiones se saltará las normas de Enlil como volverá a hacer con Noé.

Marduck volvió a Eridú y se encariñó con los niños, los hijos de Adapa y Titi, pero no le revelaron el secreto.

Decidieron repartirse a la familia para educarlos y así Ningishzidda se quedó en Eridú con Adapa y Titi y le enseñó a Adapa los números y la escritura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GÉNESIS 129

  Pero para poder estudiar bien las reacciones que tendrán y las alteraciones psicofísicas que estas reacciones provocarán, es necesario int...