sábado, 19 de noviembre de 2022

GÉNESIS 16

 

         


Luego, la raza correspondiente a estos gigantescos hombre­serpientes, eran inmortales o de vida muy larga, y este nombre se debía a su aspecto de saurio. El hecho de cambiarse de piel (desnudarse o vestirse), al igual que la serpiente, acentuaba la semejanza.

El Libro de los Muertos dice: "Aniquilaré a los demonios..., los que recorren el cielo, los que habitan la Tierra y hasta los que llegan a las estrellas".(30)


De este importante diálogo entre la serpiente y la mujer, podemos sacar algunas conclusiones que podríamos sintetizar así:


La serpiente, es un humanoide perteneciente al grupo de Yahwéh y, por ello, sabe perfectamente las propiedades del "fruto" del árbol, pero no está de acuerdo con la prohibición impuesta a Adán y Eva; por ello les induce a desobedecer. Lógicamente pasa a la historia, el grupo de humanoides que estaban en desacuerdo con Yahwéh como seres despreciables, después de la maldición de Yahwéh.

El árbol de la ciencia del bien y del mal estaba ubicado en el centro del huerto o jardín del Edén, así como el árbol de la vida. Muy importantes debían ser estos "árboles" para que estuviesen plantados precisamente en el centro de la zona como se dice en 2,9.

Según Robert Charroux (31) en el centro del Edén, que tiene la forma de un hombre con las piernas y los brazos abiertos, hay una especie de menhir fálico vivo, representado por la serpiente. Así sería el árbol de vida fálico, y los brazos y las piernas serían los cuatro ríos nombrados en 2,10-14: Pisón, Gihón, Hidekel y Eufrates.

En los escritos sagrados hindús se dice: "el lingam, árbol de vida, tenía tres cortezas: la primera y exterior era Brahma; la de en medio, Visnú; y la tercera y más oculta, Siva.

"Cuando los tres dioses (creador, conservador y destructor) se desprendieron, solo quedó, en el triángulo del monte Kailosa, el tallo desnudo, colocado desde entonces al cuidado de Siva.

"En la montaña de oro se encuentra una mesa cuadrada, adornada con nueve piedras preciosas y, en medio de ella el loto que lleva en su seno el triángulo, origen y fuente de todas las cosas.

"De este triángulo sale el lingam, dios eterno que hace de aquél su eterna morada".


Raja Rao dice:

"El hombre busca así encaminarse hacia su ser íntimo: partiendo de las murallas de la ciudad, toma el camino real, franquea las puertas del templo, pasa bajo la bóveda, cruza la antecámara, la segunda antecámara, para llegar al hogar-matriz (gardbhagriha).

"Y lo que contempla al final, no es dios, sino su yo".

Alain Danielou dice: En la religión sivaíta, el lingam es la representación más abstracta y más pura del principio creador. El coito es un modo de perfeccionamiento interior, de realización de uno mismo y de contacto con lo sobrenatural.

El Tantra Yoga es una de las formas de alcanzar el contacto con la divinidad, acelerando nuestra evolución y comunicarnos con las fuerzas cósmicas, mediante el erotismo controlado.

Vemos pués que, según la filosofía de la India, el sexo puede ser utilizado para alcanzar el supremo conocimiento que nos hace semejantes a los dioses. Por esta razón muchos autores consideran que el árbol, la vara es una manera simbólica de nombrar al falo.

El gran interés con que los investigadores de la mente humana estudian las reacciones producidas por las llamadas drogas alucionógenas, hace pensar en el futuro desarrollo de un producto químico que pudiera provocar estados determinados de la mente, haciéndola más apta para captar el mundo exterior, al mismo tiempo que para poner en marcha el mecanismo formado por la información almacenada en el subconsciente. La existencia de un alimento divino de sabiduría, reservado a los dioses, nos es bien conocida a través de todas las mitologías; por apropiarse de dicho alimento, Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso. (32)

Evidentemente hay muchos caminos para alcanzar el conocimiento: Para los hindúes existen los yogas, para los occidenta­les las drogas. También podemos entrar en contacto con nuestro subconsciente a través de la hipnosis y de la mística; cualquiera de estos caminos puede llevarnos también a tomar contacto con las fuerzas cósmicas y desarrollar conocimientos y facultades superiores pero ¿cual fué la forma, la manera en que Adán y Eva consigueron el conocimiento del bien y del mal, el superconoci­miento?

Mediante el estudio y la investigación también se aumenta nuestro conocimiento y si entramos en contacto con buenos Maestros también pueden descubrirnos un montón de conocimientos de los cuales nosotros carecemos.

Como vimos al final del capítulo anterior, los dioses se repartieron la Tierra en sectores de manera que, la misma experiencia que se llevó a cabo en el Edén se realizó en otros puntos. Nosotros nos ceñiremos en nuestro relato al caso concreto que narra el Génesis.

Una supercivilización, elige para montar su laboratorio la zona del Edén. Es un lugar muy adecuado, puesto que tiene cuatro maravillosos ríos que les van a permitir tener agua, no solo para regar el huerto-jardín que se va a plantar sino para todos los demás usos que sean necesarios.

Naturalmente este centro de investigación con su laboratorio está situado en el centro de la zona, quedando a su alrededor el huerto-jardín que ayudará a que la vida allí sea más agradable y, especialmente para que el objetivo del experimento supremo se pueda alcanzar dando el ambiente necesario al sujeto o sujetos del mismo: el hombre.

Cuando las instalaciones están terminadas, se comienza a trabajar en un experimento apasionante, un proyecto que ha llevado mucho tiempo elaborarlo y en el cual está todo perfectamente planificado, de manera que siguiendo paso a paso cada uno de los puntos del mismo, se alcanzará sin duda el objetivo propuesto: crear un hombre, un ser superior que ayude a evolucionar “rápidamente” a los homínidos que habitan el planeta Tierra o al menos un grupo.

Después de observar diversas tribus de homínidos, en una de ellas localizan a una hembra que reune las características genéticas exigidas en el proyecto. Se la llevan al laboratorio y le extraen un óvulo. Este óvulo se une con el esperma de uno de los componentes de la colonia de hombres celestes, posiblemente del mismo Jefe del Proyecto.

Con estos dos componentes, se consigue la fecundación “in vitro” y mediante sofisticadas técnicas de Ingeniería genética, se programa la molécula DNA, para que el futuro hombre reuna las características previstas.

Indudablemente este es un proyecto difícil y complejo, lo que nos hace suponer que el éxito no se obtuvo al primer intento, sino que muy probablemente hubo que deshechar varias fecundaciones e intervenciones genéticas porque el producto de ellas no resultó según las exigencias previstas.

Es indudable también, que al menos se fecundaron dos óvulos: uno para obtener un varón y otra para obtener una varona. Lo más lógico es que se fecundaran varios óvulos para obtener diversos varones y varonas. Una vez fecundados se introdujeron en las placentas artificiales que les permitía un control total y absoluto durante todo el proceso del desarrollo fetal o se implantó en hembras.

Una vez alcanzada la madurez fetal, se les separó de las placentas y estos nuevos bebés pasaron al cuidado de otros especialistas, haciendo una separación de machos y hembras, de varones y varonas.

Ni que decir tiene que el equipo responsable del proyecto tiene bajo vigilancia constante a estos bebés y se van anotando todas las incidencias que se producen en su desarrollo.

Las periódicas pruebas a que son sometidos estos niños humanos llevan a la selección de la futura pareja, en la cual se centrará ahora el proyecto y con la que se pretende provocar la evolución de los homínidos de la zona.

Evidentemente, esta pareja, aunque por separado, es sometida a una educación especial, de forma que cuando sean adultos puedan cumplir perfectamente la misión que se les va a encomendar.

Es de suponer que algunas de las recomendaciones hechas a Adán, también son hechas a la mujer: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (2,16-17)

Esta prohibición la podríamos interpretar más o menos asi: Tienes libertad total de andar por todos los lugares, incluso puedes entrar al Centro de la Vida pero no se te ocurra entrar al Centro de la Ciencia del Bien y del Mal, porque si entras morirás.

Al centro de la Vida podía entrar con toda la frecuencia que quisiera, hasta que se cansase de estar allí. Es muy natural pués en este centro recibía las enseñanzas precisas para su evolución de igual forma que nuestros niños van a la escuela o colegio. Dicho de otra manera: el Centro de la Vida debía ser el centro de instrucción donde al hombre se le iba formando de acuerdo con los planes establecidos. Pero no podía entrar al Centro de la Ciencia del Bien y del Mal porque los conocimientos que allí adquiriría no eran convenientes para él, puesto que aún no había alcanzado la madurez necesaria y por tanto le perjudicarían, desviándose entonces del plan trazado.

Una forma de hacer obedecer a los niños es diciéndoles que peligra su vida o su integridad física si nos desobedecen y, a pesar de ello, sabemos que con mucha cautela tienden a comprobar si es cierta nuestra afirmación. Pués algo semejante pienso que sucedió con Adán y Eva.

Vemos que Adán recibía una esmerada instrucción:” Yahwéh formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese como las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” (2,19-20)

Naturalmente no se trata de un error de Yahwéh el que creyese compañía idónea para Adán a los animales, y luego se diera cuenta de que no era así y, por esto creó a la mujer, sino que tal como hacemos con nuestros hijos ( pues como a un niño le trataban) intentó convencerle de que cuidando de los animales y jugando con ellos debía sentirse feliz, pero aún a pesar de traerle todos los animales existentes (lo cual necesita una explicación) no se sentía a gusto, pués había alcanzado ya la madurez sexual y sentía algo que no había sentido nunca, unas sensaciones especiales, distintas a las que había tenido hasta ahora y esto le tenía intranquilo, insatisfecho, inquieto, infeliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GÉNESIS 129

  Pero para poder estudiar bien las reacciones que tendrán y las alteraciones psicofísicas que estas reacciones provocarán, es necesario int...