miércoles, 16 de noviembre de 2022

GÉNESIS 11




Los simios o antropoides son los primates más evolucionados y se distinguen de los monos propiamente dichos por su mayor tamaño, cerebro más voluminoso y más complejo y por la ausencia de una cola aparente.

La relación evolutiva del hombre con los grandes monos antropoides es particularmente estrecha: en definitiva, descende­mos de los mismos antepasados. (20)

La conducta de muchos primates es diferente a la humana; si bien muchas especies son sociales, algunas como los prosimios nocturnos, son solitarias.

Los primates sociales, comparados con otros grupos no sociales, utilizan una mímica facial bastante elaborada.

La sexualidad en el seno de la horda es promiscua, pero sujeta a las limitaciones de la dominancia jerárquica. El grado de limitación, de la actividad sexual, al período de celo o período fértil de la hembra es variable.

Está demostrado que los chimpancés usan con frecuencia palos piedras como instrumentos y armas. Las madres chimpancés estimulan a sus hijos para desarrollar su destreza en trepar solos. En ensayos de laboratorio se ha demostrado que los macacos pueden aprehender conceptos abstractos y también aprenden a seleccionar un objeto por tener una forma o color diferentes de otros objetos que se le proponen.

En lo que respecta a la capacidad de los primates de emplear un lenguaje, investigadores norteamericanos han experimentado enseñándoles el lenguaje de los sordomudos. Los animales aprendían deprisa y usaban las palabras en un contexto adecuado, pero no han podido, hasta ahora, hilvanarlas en frases con sintaxis clara.

Se han registrado hasta 36 sonidos diferenciables que producen ciertas especies de monos y que usan en combinaciones complejas. Aunque nadie ha aprendido aún su lenguaje simiesco, se puede afirmar que su "lenguaje" solo transmite información social y no conceptos abstractos.

Aunque de una forma muy sintetizada, hemos querido dar una idea de los diversos eslabones por los cuales ha ido evolucionando el mamífero hasta alcanzar el grado superior de los primates o desviarse por otros órdenes.

Ahora vamos a entrar en una auténtica encrucijada que es la antropología, con sus descubrimientos y opiniones respecto a los orígenes del ser humano.



Los Dryopitecos, eran unos monos antropoides que vivían hace 20 millones de años, ocupando prácticamente todo el Viejo Continente. Su tamaño era bastante variable (desde el de un gibón hasta el de un gorila), pero tenían los mismos rasgos: aspecto antropoide, Podían caminar erectos -aunque poco tiempo- y poseían manos casi humanas y, al igual que los pies, no habían desarro­lla­do todavía la especialización prensil que desarrollaron después debido a la vida arborícola, los actuales antropoides.

Su vida la dedicaron, felizmente, a satisfacer sus necesida­des primarias, cuya dieta vegetariana, escasamente nutritiva, les absorbía todo su tiempo.

Hace unos 15 millones de años, se produjo una gran sequía, cuya duración de muchos siglos inició un proceso de separación entre el prehombre y los preantropoides.

Los más fuertes se refugiaron en los bosques que quedaban, manteniendo su vegetarianismo y desarrollando por tanto sus facultades arborícolas, en cambio, los más débiles, al no poder pasar a las zonas verdes, pues sus hermanos fuertes se lo impedían, no tuvieron más remedio que permanecer en los desier­tos.

Sin duda alguna, hubieron de pasarlo muy mal los prehumanos, obligándose a alimentarse con carne e incluso llegar a la práctica del canibalismo. Su alimentación se complementaría con insectos, lagartos, serpientes, etc.

Su dura lucha por la supervivencia les llevó a utilizar armas, valiéndose de huesos de animales muertos.

 
El Australopiteco, descubierto por el científico australiano Raymond Dart en la garganta de Olduvai, en Africa del Sur, tiene una antigüedad de 4 millones de años y se considera descendiente del Dryopiteco.

Con formas bastante humanas, caminaba erecto, pero era algo más pequeño que su antepasado. El cráneo y la cara conservaban su aspecto antropoide, sin embargo su cerebro era algo mayor que el de un gorila y la dentadura era de piezas pequeñas sin los grandes colmillos característicos de los grandes antropoides. Aparecieron restos de los animales que le habían servido de alimento, con el cráneo fracturado, mezclados con sus huesos. Esto era la prueba clara de su alimentación carnívora.

El adoptar la alimentación carnívora (con abundancia de fósforo y proteínas) le permitió, con menos volumen, nutrir sus músculos mejor, así como su cerebro, tener más tiempo libre para el ocio y la vida sexual, y aunque de una forma confusa aún, también para el pensamiento. La utilización de armas, primero de forma inconsciente y después deliberadamente, multiplicó sus sensaciones y decisiones en el cerebro, que fue construyendo la criatura intelectual que es el hombre.

Su área vital parece haber sido casi universal, al menos en lo que se refiere al Antiguo Continente.

De cualquier forma, la opinión predominante es que los Dryopitecos, evolucionaron en las diversas áreas geográficas pasando por las fases de Australopiteco, Pitecántropo y Neander­thaloide. No obstante, debieron de coexistir numerosas razas, dependiendo de las condiciones de cada zona, evolucionaron del mismo modo pero a diferente ritmo.

Los grupos más lentos en su evolución debieron perecer y desaparecer, pasando solo cinco razas por la etapa Pitecantrópida según la opinión de Carleton S. Coon (21).

Cada experto o grupo de ellos hace una clasificación respecto a las diversas etapas evolutivas de los homínidos e incluso se plantean desacuerdos a la hora de fijar la época en que vivieron dichos homínidos, según los restos encontrados.

Así el Diccionario Enciclopédico Vox "Lexis 22" hace la siguiente clasificación de los homínidos:

Australopiteco (Pleistoceno Inferior) con antigüedad de un millón de años a 600 mil años.

Homo Heidelbergensis (final del período Villafranquiense)

Homo Neanderthalesis (principio del Pleistoceno Superior)

Raza de Grimaldi (Auriñaciense)

Raza de Cromañón (Auriñaciense) con antigüedad de 40 mil años

Raza de Chancelade (Magdaleniense)



Cada día salen más detractores de la antropología oficial, y solo reconocen como auténticos eslabones al hombre de Neander­thal y al hombre de Cro-Magnon, considerando más bien los demás eslabones como mutaciones degenerativas del ser humano debido a los sucesivos cataclismos que han asolado nuestro planeta, es decir, no desciende el hombre de los primates, sino los primates del hombre.

Continuando con la descripción diremos que el hombre de Neanderthal fue descubierto en 1856. De él se dice que tallaba finos útiles, construía sepulturas y se comunicaba con lenguaje técnico. Vivió hace 50 mil años. Parce fruto de cruzamiento entre el "homo hábilis" (mucho más antiguo), o un "homo sapiens" y los pitecántropos, como el hombre Solo de Java.

El doctor Leakey, descubrió en Kenia, en 1948, vestigios de uno de los primeros eslabones de la cadena que pudo dar origen a los primates, cuya antigüedad se estima de 40 a 25 millones de años.

En 1959 descubrió el tipo homínido zinjántropo australopite­co que había morado en Tanzania hace 180 mil a 800 mil años.

En 1962 descubrió el kenyapiteco, cuya antigüedad se estima en 50 millones de años.

En 1963 descubrió en Olduvai un "homo hábilis" y pensó que este descubrimiento ponía en tela de juicio todas las teorías existentes sobre el origen del hombre. Presentaba rasgos muy parecidos a los humanos y vivió hace un millón ochocientos mil años.

Hasta entonces, la línea homínida se desplazaba desde el australopiteco hasta el "homo sapiens" y se suponía aparecido hace 25 mil años.

El "homo hábilis" tan antiguo como el australopiteco muestra gran analogía con el "homo sapiens".



Según el doctor Leakey, nuestro único antepasado es el "homo hábilis", pues los otros homínidos son ramas defectuosas sin descendencia. El australopiteco, el pitecántropo y el "homo hábilis", aparecieron al mismo tiempo, pero solo el "homo hábilis" fue punto de partida de la evolución fructífera que condujo al "homo saíens".

El doctor Leakey opina que el hombre "nació" en la zona de Africa Oriental, Arabia y oeste de la India.

En la India se descubrió el ramapiteco, muy parecido al kenyapiteco pero más reciente.

Leakey piensa que el "homo sapiens" solo pudo aparecer cuando tuvo posibilidad de encender fuego, es decir "la seguridad y tranquilidad mental necesarias para que se produjese el pensamiento abstracto".

Es decir, el hombre propiamente dicho nació con el pensa­miento abstracto, los conceptos de magia, religión y arte (22).

Y precisamente en este primer estadio del despertar de la inteligencia humana fue cuando el Elohim Yavé interviene para hacer evolucionar ese despertar del intelecto hacia el superhom­bre.

Pero ¿cómo se llevó esto a cabo? No quedaba más remedio que aplicar la "ingeniería genética".

"El doctor J.B. Gurdon de la Oxford University, en los 70, consiguió mediante una técnica especial, coger el núcleo de una célula intestinal de una rana (el núcleo es el centro de control que contiene los cromosomas) e implantarlo en un óvulo no fecundado de rana, después de haber destruido el núcleo de ese óvulo mediante un diminuto chorro de radiación. Y lo que es más importante, logró que estos óvulos se desarrollaran exactamente igual que si hubiesen sido fecundados normalmente y en algunos casos llegaron sin novedad a la fase de renacuajos" (23).

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