Vemos
claramente como Yahvé, que hasta este momento había concedido las promesas de
Abraham a su hijo Isaac -que no era el primogénito- como las transfiere a Jacob
que es el segundo, el usurpador.
Sin
duda Esaú no reunía las condiciones necesarias para ser el patriarca, el
dirigente de la nueva religión, entre otras cosas por tener varias mujeres.
Jacob
obedece a sus padres y marcha a Padam Aran (28,1-5) Esaú, sin duda por
despecho, al oír que sus padres dicen a Jacob que no tome mujer de Canán, va a
Ismael y toma por mujer a Majalat.
(28,8-9), aparte de las que ya tenía.
Jacob,
camino de Jarán, se le hace de noche y toma una piedra como cabecera y se
dispone a dormir. (28-10-11)
tomando
una de las piedras que en el lugar había, la puso de cabecera y se acostó.
12 Tuvo
un sueño. Veía una escala apoyándose en la tierra, y bajaban los ángeles de
Dios.
13 Junto
a él estaba Yahvé, que le dijo: “Yo soy Yahvé, el Dios de Abraham, tu padre, y
el Dios de Isaac; la tierra sobre la cual estás acostado te la daré a ti y a tu
descendencia.'
14 Será
ésta como el polvo de la tierra, y te ensancharás a occidente y a oriente, a
norte y a mediodía, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las
naciones de la tierra.
15 Yo
estoy contigo, y te bendeciré adondequiera que vayas, y volveré a traerte a
esta tierra, y no te abandonaré hasta cumplir lo que te digo.” (BNC)
En este primer contacto
con Jacob, Yahvé se comunica con él en sueños. Ni que decir tiene que es un
sueño inducido. Para quienes no lo sepan diremos que, cualquier persona con
cierto poder hipnótico o facilidad de concentración, no supone gran dificultad
inducir en otras imágenes, ideas o sueños, si el receptor está durmiendo.
Yahvé se presenta como el
dios de Abraham y de Isaac, lo que implica que hay otros dioses, o dicho de
otra forma: Ateniéndonos al vocablo original ELOHIM de los textos, Yahvé se
presenta como uno de los Elohim, uno de los dioses, uno de los Anunnakis, pero
que es el mismo que trató con Abraham e Isaac.
Repite a Jacob las
promesas hechas a sus antecesores aunque no le pide nada a cambio; no obstante,
es de suponer, que implícitamente le está pidiendo ser su Elohim, su dios,
puesto que después Jacob hace un voto: 20 E
hizo Jacob voto diciendo: “Si Yahvé está conmigo, y me protege en mi viaje, y
me da pan que comer y vestidos que vestir, 21 y
retorno en paz a la casa de mi padre, Yahvé será mi Dios; 22 esta
piedra que he alzado como memoria será casa de Dios, y de todo cuanto a mí me
dieres, te daré el diezmo.”
No cabe duda de que el
patriarca, al despertar del sueño se sintió sobrecogido, asustado…y en su
ignorancia interpreta lo ocurrido de forma desviada.
16 Despertó
Jacob de su sueño, y se dijo: “Ciertamente está Yahvé en este lugar, y yo no lo
sabía”;'
17 y,
atemorizado, añadió: “¡Qué terrible es este lugar! No es sino la casa de Dios y
la puerta de los cielos.”
Supongo que nadie dudará
de que no solo no estaba allí Yahvé, sino que aquel lugar no era la casa de
Dios (Elohim) ni la puerta de los cielos.
18 Levantóse
Jacob bien de mañana, y, tomando la piedra que había tenido por cabecera, la
alzó como memoria y vertió óleo sobre ella.
19 Llamó
a este lugar Betel (casa de Elohim), aunque la ciudad se llamó primero Luz.
El ungir la piedra es
para darle carácter sagrado según se dice en Levítico 8,10: 10 y,
tomando luego el óleo de la unción, ungió el tabernáculo y cuanto en él había,
y lo consagró. También
en Números 7,1: 1 El
día en que acabó Moisés de erigir el tabernáculo y de ungirlo y consagrarlo con
todos sus utensilios, ungiéndolos y consagrándolos,
Llama al lugar Betel, es
decir, Casa de Dios (Casa de Elohim), pero no queda claro –por lo escueto- por
qué se llamó primero Luz, es decir Almendro, por lo cual entiendo que la ciudad
que posteriormente se levantó allí se la llamó primero Luz y después Betel.
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