Es
indudable que Abraham a pesar de su edad, poseía una gran vitalidad, pues
volvió a casarse y tuvo otros seis hijos más, aunque se preocupó de separarlos
de Isaac:
1 Volvió
Abraham a tomar mujer, de nombre Quetura,
2 que
le parió a Zimrán, Yoqsán, Medán, Midián, Yisbaq y Suaj.
Abraham murió a los 175
años y lo sepultaron con Sara, su primera mujer, precisamente Isaac e Ismael. (25,8-10)
11 Después de la muerte de
Abraham, Dios bendijo a Isaac, su hijo, y habitó junto al pozo de Jai-Roi.
Este pozo es precisamente
donde el ángel o Yahvé habló a Agar cuando salió huyendo de Sara. (16,13-14)
Según el plan general del
Génesis, antes de comenzar la historia de Isaac, el autor sagrado nos da na
idea de los otros hijos, sin duda para instruirnos sobre el origen de las
tribus árabes, que correspondía al patriarca de los hebreos. (93)
Probablemente muchos de
los nombres que aparecen a lo largo del Génesis, no correspondan exactamente a
personas concretas sino que más bien sea una forma o manera de explicar el
origen de las diversas tribus.
La
forma tan escueta como se describe el casamiento de Isaac y la concepción de su
mujer Rebeca, hace imposible analizar lo que se expone referente a la
esterilidad de Rebeca y su concepción posterior mediante la intervención de
Yahvé: 21 Rogó
Isaac a Yahvé por su mujer, que era estéril, y fue oído por Yahvé, y concibió
Rebeca, su mujer. (BC)
Me hace pensar el hecho de la supuesta
esterilidad de Rebeca, repitiéndose lo mismo de Sara aunque a diferente edad.
¿No sería la forma de asegurarse Yahvé de que las dos mujeres no engendraran si
no era con los varones previstos por él? Es decir, Sara estuvo en riesgo en dos
ocasiones de cohabitar con dos hombres, y tal vez por ello fue estéril hasta
después de esa situación. En el caso de Rebeca, aunque no se menciona una
situación equivalente, fue en previsión de que se pudiera presentar tal
situación.
Tampoco
podemos saber si Isaac le rogó o le habló de manera personal, quiero decir,
estando presente, en persona, Yahvé, o bien si lo que hizo fue orar como se le
ora a Dios.
De cualquier forma, me
inclino a pensar que Isaac habló personalmente con Yahvé/Jehová, pues en los
versículos 22 y 23 se dice: 22 Chocábanse
en su seno los niños, y dijo: “Si es así, ¿para qué (he de vivir) yo?” Y fue a
consultar a Yahvé,
23 que
le dijo: “Dos pueblos llevas en tu seno, dos pueblos que al salir de tus
entrañas se separarán. Una nación prevalecerá sobre la otra, y el mayor servirá
al menor.”
Veamos las otras dos
versiones, para clarificar lo más posible lo que pudo suceder y como:
22 Y
los hijos dentro [del vientre] de ella empezaron a pugnar el uno con el otro,
de modo que ella dijo: “Si es de esta manera, ¿exactamente por qué estoy
viva?”. Y se fue a inquirir de Jehová.
23 Y
Jehová procedió a decirle: “Dos naciones están en tu vientre, y dos grupos
nacionales serán separados de tus entrañas; y un grupo nacional será más fuerte
que el otro grupo nacional, y el mayor servirá al menor”. (BT)
22 Y
los hijos se combatían dentro de ella, y dijo: Si así había de ser, ¿para qué
vivo yo? Y fue a consultar a Jehová.
23 Y
respondióle Jehová: Dos naciones hay en tu vientre, y dos pueblos serán
divididos de tus entrañas; mas un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y
el mayor servirá al menor.
Por tanto se desprende
que Yahvé/Jehová debía estar en algún lugar donde se le podía visitar y allí
habla Rebeca con él, contándole cuanto le sucede. Él le contesta explicándole la
causa por lo que sucederá en el futuro con sus dos hijos.
¿Cómo sabrá Yahvé lo que
sucederá así? Digamos que en la Naturaleza todo está escrito, únicamente es
necesario saber leer. Yahvé sabía, sin duda alguna, leer en la Naturaleza; así
podía saber cosas que sucederían más tarde, aparte de las que él y sus
“mensajeros” provocaban.
Aunque para una mayoría
de personas, especialmente si presumen de científicos, las “mancias”
adivinatorias son supersticiones de ignorantes, me inclino a pensar que todas o
casi todas ellas contienen algo de verdad, probablemente lo que hoy saben de
ellas, quienes las practican, es solo un remedo de lo que fueron en manos de
quienes las transmitieron a los ignorantes terrícolas.
La predicción de Yahvé se
viene a justificar con otra señal –que suponemos cierta- correspondiente a la
forma del nacimiento:
24 Llegó
el tiempo del parto, y salieron de su seno dos gemelos.
25 Salió
el primero uno rojo, todo él peludo como un manto, y se llamó Esaú.
26 Después
salió su hermano, agarrando con la mano el talón de Esaú, y se le llamó Jacob.
Era Isaac de sesenta años cuando nacieron. (BC)
Sorprende que si todos
parten del mismo original –me refiero a los traductores- no vengan a decir, no
ya las mismas palabras sino tan siquiera las mismas ideas:
24 Gradualmente
se le cumplieron los días para dar a luz, y, ¡mire!, había gemelos en su
vientre.
25 Entonces
salió el primero, rojo por todas partes como un vestido oficial de pelo; así
que lo llamaron por nombre Esaú.
26 Y
después salió su hermano, y con la mano tenía asido el talón de Esaú; de modo
que él lo llamó por nombre Jacob. E Isaac tenía sesenta años de edad cuando
ella los dio a luz. (BT)
24 Y
como se cumplieron sus dias para parir, he aquí mellizos en su vientre.
25 Y
salió el primero bermejo, y todo él velludo como una ropa; y llamaron su nombre
Esaú.
26 Y
después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú: y fué llamado su
nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando Rebeca los parió. (BP)
Interpretamos
que el nombre Esaú viene a significar velludo, así como Jacob significa “el que
toma por el calcañar o el que suplanta” (94)
Termina
este capítulo narrando lo que es de todos conocido: Esaú vende sus derechos de
primogenitura, a Jacob, por un plato de lentejas. (25,29-34)
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