Marduk quedó como el señor de la Segunda Región a la que se le llamó en su nueva lengua la Tierra Marrón Oscura. En la nueva lengua a los anunnaki se les llamó Neteru, los Vigilantes Guardianes. Marduk fue adorado como Ra, el Brillante; a Enki se le veneró como Ptah, el Constructor. A Ningishzidda se le renombró Tehuti, el Medidor Divino; para borrar su memoria, Ra sustituyó su imagen en el León de Piedra por la de su hijo Asar. Ra hizo que el pueblo contara por dieces, no por sesenta, también dividió el año en dieces, sustituyó la observación de la Luna por la observación del Sol.
Se restablecieron la ciudad del Norte y la del Sur y Marduk/Ra las unió en una sola ciudad. Donde las tierras se encuentran y el gran río divide, Ra fundó la Ciudad del Cetro y le dio esplendor, la llamó Mena-Nefer, la Belleza de Mena.
Vemos como Ra une los dos Egiptos y funda una gran ciudad Mena-Nefer (MENFIS= Camino de las esfinges con cabeza de carnero"), cambia la cara de la Esfinge, crea el nuevo lenguaje y la nueva forma de contar, pasa del sistema sexagesimal al decimal.
UNA HIPÓTESIS
Pero dicen que toda leyenda contiene el germen de la verdad y en la construcción se produjo ese poco entendimiento, aunque su origen sería más mundano que divino: el rey mandó construir un gran edificio, como nunca antes se había construido, y precisó de un gran número de trabajadores, de esclavos, traídos de todos los puntos conocidos de su mundo. Había esclavos de muchas zonas, cada una con un dialecto, con un lenguaje, que sólo entre personas conocedoras de otras de las lenguas habladas en la construcción lograban ponerse de acuerdo en mayor o menor medida. La inscripción de Nabucodonosor afirma: "A todos los pueblos de numerosas naciones yo los obligué a trabajar". En el momento que uno de los traductores faltaba o moría –la esperanza de vida apenas superaba los 30 años- sin dejar un sucesor en esta tarea se producía un grave problema de comunicación en ellos y casi dejar aislados a un grupo que sólo podría ser utilizado como fuerza bruta o dedicarlos a otras tareas con lo que la edificación, poco a poco y paulatinamente, quedaba despotenciada hasta que se debió abandonar la misma...¿O tal vez no?
Lo cierto es que en Babilonia se edificó un enorme zigurat que concuerda con el vocablo babilónico, no se sabe la época de su construcción ni el origen de la misma sólo que fue restaurada en tiempos de Nabopolasar (625-605 a.C.), que fuera el fundador de la dinastía caldea. La construcción se llamaba Etmennanki, también llamada como "la mansión –o casa- de lo alto entre el cielo y la tierra", referida anteriormente y que, nuevamente, nos deja ante lo que debió ser la Torre de Babel.
Fue desde el canal Smithsonian donde se presentó una tablilla de piedra, conocida llamada “Estela de Oslo por la que se trata de demostrar la existencia de la Torre de Babel. Así el relato bíblico del Génesis, capítulo XI, cuenta que la Torre de Babel la construyeron los descendientes de Noé, en un prado o llanura denominada como Senaar. La construyeron con una misión: temeroso el pueblo que la ira de Dios pudiera echarse sobre los hombres, cómo sucediera con el Diluvio Universal, decidieron construir un edificio que llegara hasta el cielo. Se dice que el propio Dios decidió castigar aquella ofensa de aquellos seres pecadores confundiendo las lenguas. Una vez que este suceso se produjo, al no poderse comunicar, dejaron la construcción y se dispersaron por todos los territorios. De ahí vendría, según la Biblia, la diversidad de lenguas del mundo.
Andrew George examinó la tablilla fechada, datada hacia el siglo VI a. C, hallada en Babilonia hace más de un siglo, y que había pasado inadvertida a los estudiosos e investigadores. Así el historiador pudo traducir, según lo grabado en la tablilla, que en la zona existía una estructura de siete pisos, escalonada, con una figura humana que porta un cetro, con azulejos vítreos, y el nombre de un rey: Nabucodonosor II.
Curiosamente Nabucodonosor II fue gobernante regente de Mesopotamia al que se debe la conquista de Judá y Jerusalén, constructor de los bellos jardines colgantes de Babilonia y cuyas reformas en los órdenes sociales de su reino marcaron toda una época.
En la tablilla se puede leer dos inscripciones. La primera dice: “Etemenaki, Ziggurat Babel, siendo su significado: “Torre del templo de Babilonia”; la segunda hace referencia a los muchos de pueblos que se ocuparon “desde el mar superior (el Mediterráneo) hasta el mar menor (el Golfo Pérsico)”, para la construcción de la misma. Parece obvio pensar que se trataba de la mítica construcción.
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