José anuncia al faraón que ha llegado su familia e incluso le presenta a alguno de sus hermanos y después a su padre, los cuales, después de decir que son pastores, le solicitan la tierra de Gosén, a la cual dice el faraón a José que toda la tierra de Egipto está a su disposición. (47,1-6)
11 José estableció a su padre y a sus hermanos, asignándoles una propiedad en la tierra de Egipto, en la mejor parte de la tierra, en el distrito de Rameses, como lo había mandado el faraón,
12 y proveyó de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de las familias.
Aquí parece existir una contradicción, pues si se está hablando de Gosén, ¿por qué luego se dice que él se estableció en el distrito de Rameses?
En la Biblia, Nacar Colunga, viene una nota que a este respecto dice: La tradición señala como primera habitación de Israel el país de Gosen. Era la tierra más apta para la vida de los hijos de Jacob, pero es natural que con el tiempo se extendieran fuera de esta región. Aquí se menciona Rameses, pero muy probablemente ocupaba el sitio de Pelusio, a cuya región convenía el calificativo de “lo mejor de la tierra”. El salmo 78, 12.43 habla de Tanís, que era la capital de la dinastía hicsa.
Paréceme absurdo que antes de establecerse los hijos de Israel pudieran extenderse y considero atrevida esta afirmación, cuando ni siquiera se conoce la ubicación del distrito de Rameses. Por ello se me ocurre una explicación más sencilla: O en el país de Gosen, había un distrito llamado Ramesses, o bien en el distrito de Ramesses había una zona llamada el país de Gosen, es decir, una zona contenía a la otra.
José recoge a cambio de trigo todo el dinero que había en Egipto y en Canán (47,14). Cuando se le terminó el dinero recogió los ganados (47,16-17) y cuando se le volvió a terminar el trigo vendieron sus tierras al faraón a cambio de trigo, por lo cual todo pasó a ser propiedad del faraón. (47,18-21)
Para entender este trozo sobre la política de José es preciso notar la naturaleza del suelo de Egipto y su fertilidad, que depende del Nilo y exige grandes trabajos de canalización y conservación de los canales, que sólo el gobierno puede ejecutar. Esto impuso siempre un régimen especial en la propiedad agrícola, manifestada por la prestación personal, la requisa de los ganados y una propiedad limitada sobre la tierra.
En el imperio antiguo parece que eran los señores feudales los que ejercían este alto dominio que luego pasó a mano de los faraones y en ellas persistió en una u otra forma hasta el siglo XIX. (115)
22 Sólo dejó de comprar las tierras a los sacerdotes, porque éstos recibían del faraón una porción y no tuvieron que vender sus tierras.
De las tierras de los sacerdotes dice Herodoto que estaban exentas de tributo. (116) Cosa esta nada extraña, pues el clero de cualquier religión siempre tiene una serie de privilegios, sin duda alguna por el poder que posee sobre los demás.
26 Dio José una ley, que todavía hoy subsiste, por la cual pertenece al faraón el quinto del producto de las tierras de Egipto. Sólo las tierras de los sacerdotes no son del faraón.
Creo que sobra todo comentario, pues este versículo está clarísimo.
27 Habitó Israel en la tierra de Egipto, en la región de Gosén, y adquirieron allí posesiones, creciendo y multiplicándose grandemente.
Aunque tuvieron unos años malos, al fin los Elohim favorecen a su pueblo, no vaya a ser que se enfaden y renieguen de ellos, como se expresa en el Éxodo -libro más inmediato- donde como los Elohim los abandonan en determinadas ocasiones, el pueblo reniega de ellos.
Como se ve en este versículo, habitaron la región de Gosén no teniendo por qué haber confusión con Rameses.
Vivió Jacob 147 años, lo que nos demuestra cómo va bajando la longevidad de los patriarcas.
Israel llama a José y le pide que cuando muera no le sepulte en Egipto e incluso se lo hace jurar. Su deseo es descansar junto a sus padres, es decir, en la tierra de Canán que era la tierra prometida pero que nunca se alcanza.
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