Aunque Ismael no quería separarse de Benjamín,
el hambre le obligó, pues las provisiones se acabaron y fue necesario volver a
Egipto. No obstante, costó trabajo a Judá convencerle.
“Y dijo Israel, ¿Por qué me habéis hecho
ese mal de dar a conocer a aquel hombre que teníais otro hermano?”(43,6)
A esto le
contestaron que aquel hombre les preguntó de todo y ellos se limitaron a
contestar las preguntas (43,7)
Judá llegó
incluso a ofrecerse como reo ante su padre si algo le sucediese a Benjamín y le
dice muy enfadado, supongo: “Si no nos hubiéramos retrasado tanto
estaríamos ya dos veces de vuelta” (43,11)
Por fin accede
Israel y dice que lleven a aquel hombre, es decir a José, como presente miel,
astrágalo, láudano, alfónsigos y almendras, que eran productos específicos de
Canán y muy apreciados por los egipcios.
Aunque aquí
se presenta a Benjamín como niño no lo era tanto pues según A. Lapide debía
tener 24 años. (43,8)
Jacob les
dice que lleven el doble de dinero, para pagar lo anterior, por si fue un
error, y se resignan de la posibilidad de quedarse sin Simeón y sin Benjamín.
En cuanto
José los vio y se percató de que iba Benjamín, indicó a su mayordomo que los
acomodara en la casa y preparase una buena comida pues comerían con él. Esto lo
interpretaron sus hermanos de otra forma muy diferente pues pensaron que los
harían esclavos. Tan asustados estaban que le dijeron al mayordomo:
20 “Perdone, mi señor. Nosotros vinimos ya una vez a comprar víveres.
21 Al llegar al lugar donde a la vuelta pasamos la noche, abrimos los
sacos y vimos que el dinero de cada uno de nosotros estaba justo a la boca de
nuestros sacos.
22 Hemos vuelto a traerlo con nosotros, y traemos al mismo tiempo otra
cantidad para comprar provisiones. Nosotros no sabemos quién puso nuestro
dinero en los sacos.”
El mayordomo
sin duda aleccionado por José contestó:
23 “Que sea la paz con vosotros — les dijo el mayordomo; no temáis. Ha
sido vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, el que os puso ese tesoro en los
sacos. Yo recibí vuestro dinero.” Y les sacó a Simeón.'
Esta forma
de expresarse con respecto a Dios o Elohim es correcta y adecuada, puesto que
el mayordomo lo distingue como el dios de ellos el dios del padre de ellos de
forma semejante debería haberse expresado el faraón cuando se dirigió a José en
el capítulo 41, mas no se expresa así.
Trajeron a
Simeón para que estuviesen todos juntos y cuando volvió José a casa les
preguntó por su padre. Al ver a Benjamín y cerciorarse que se trataba de él, no
pudiendo aguantar sus emociones, se marchó a su cámara a llorar.
Después de
calmarse volvió y ordenó se sirviera la comida:
32 Sirvieron a José aparte, aparte a sus hermanos y aparte también a los
egipcios que comían con él, pues los egipcios no pueden comer con los hebreos,
por ser esto para ellos cosa abominable.
Hay que
considerar respecto a esta especial forma de comer que “los egipcios comían
sentados a la mesa. La separación obedece no menos a etiqueta palaciega que a
prejuicios de orgullo nacional a que la religión dio luego un carácter sagrado.
El espíritu farisaico es más viejo que los fariseos”. Herodoto (II, 41) (114)
Estaban
sentados todos los hermanos frente a José. A Benjamín, por ser su hermano de
madre, las porciones de comida eran cinco veces mayores que en las otras. Así
comieron y bebieron, pasándolo bien.
Vemos que no
solo el padre hacía especial distinción con los hijos de Raquel, sino que entre
José y Benjamín también había un cariño y un trato especial.
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